Año nuevo de 1895. Ana Sandoval ha huido de Madrid buscando poner en orden sus ideas tras la muerte de su padre: ¿debería lanzarse a su carrera como concertista o quizá amoldarse al destino prefijado de toda joven en edad casadera? El arco arranca las primeras notas de su violín y marca el inicio de un enigma que la absorberá por completo: todo su mundo se desmorona cuando el silencio de la noche se rompe con los primeros acordes de una pieza para muchos maldita, capaz de encerrar en su melodía un mensaje que escapó de la muerte.
¿Quien guía su mano?
¿Por qué la asaltan recuerdos que no son suyos?
¿Qué secreto se oculta tras aquella partitura?
Con la ayuda de su tía Elvira, Ana irá en busca de las respuestas, aunque para ello tendrá que poner en duda su propio juicio, su pasado y el de su familia, en el marco de una historia de amor que trasciende todas las fronteras.
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El ambiente mágico de una noche de fin de año y la tranquilidad de una soledad buscada envuelven a la protagonista de esta novela, Ana Sandoval, dentro del marco perfecto que supone una mansión situada sobre un acantilado en la costa francesa de la ciudad de Biarritz; escenario donde siente por primera vez el influjo de algo que no sabe explicar y que le ha hecho interpretar al violín, como si tuviese vida propia, una de las piezas más complicadas de Paganini. Una sensación que le empuja a tomar una decisión importante, paralizar sus compromisos y tomar clases para perfeccionar su estilo y así acercarse al virtuosismo del compositor genovés.
Llegamos a Madrid, a finales del siglo XIX, para conocer el entorno de Ana y su violín: el Conservatorio de Música, los cafés que frecuenta y la compañía de su tía Elvira, un personaje que actúa como la voz de la conciencia de la protagonista y, a veces, del diablillo que necesita para enfrentarse a un mundo que ya no es solo de los hombres. Algunas localizaciones de la capital, calles y locales emblemáticos que han sabido perdurar en el tiempo, incitan al paseo turístico y agitan la memoria.
La intriga vuelve al relato, cuando Ana percibe de nuevo sensaciones que nos atrapan con sus miedos ante lo desconocido, las sorpresas por los episodios de inconsciencia que padece o cuando realiza cosas que luego no recuerda haber hecho. El más significativo es el que tiene lugar durante una reunión en la que habla sobre el asesinato del general Prim como si lo hubiese vivido en primera persona. Una situación que escapa de su control y cambiará su vida para siempre al sentir la cercanía de su padre fallecido.
Una serie de circunstancias que le determinan a iniciar una investigación que de alguna forma pueda resolver los enigmas que se plantean en la trama y que parecen tener su nexo de unión en la escuela de música y los alumnos que asistieron hace décadas a sus aulas. Una labor que le llevará a desenterrar viejos recuerdos y seguir los pasos que otros anduvieron. El relato nos atrapa según nos va descubriendo los personajes que intervienen en una historia de amor del pasado, paralela a otras que transcurren en el presente y a otras que se quedaron en el olvido.
La hipnosis o las vibraciones percibidas a través de los objetos nos trasladan en el tiempo, consiguen recobrar la memoria de quien la ha perdido y recuperan secretos escondidos durante demasiado tiempo para los que Ana puede no estar preparada; ingredientes que dotan a estas páginas de misterio. y que en definitiva, consiguen que el lector se deje llevar por la narrativa de la autora hasta el desenlace, momento en el que se despejan todas las incógnitas y las notas del violín suenan con más sentimiento, un viaje a la ciudad de Roma es lo que tiene.
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Llegamos a Madrid, a finales del siglo XIX, para conocer el entorno de Ana y su violín: el Conservatorio de Música, los cafés que frecuenta y la compañía de su tía Elvira, un personaje que actúa como la voz de la conciencia de la protagonista y, a veces, del diablillo que necesita para enfrentarse a un mundo que ya no es solo de los hombres. Algunas localizaciones de la capital, calles y locales emblemáticos que han sabido perdurar en el tiempo, incitan al paseo turístico y agitan la memoria.
La intriga vuelve al relato, cuando Ana percibe de nuevo sensaciones que nos atrapan con sus miedos ante lo desconocido, las sorpresas por los episodios de inconsciencia que padece o cuando realiza cosas que luego no recuerda haber hecho. El más significativo es el que tiene lugar durante una reunión en la que habla sobre el asesinato del general Prim como si lo hubiese vivido en primera persona. Una situación que escapa de su control y cambiará su vida para siempre al sentir la cercanía de su padre fallecido.
Una serie de circunstancias que le determinan a iniciar una investigación que de alguna forma pueda resolver los enigmas que se plantean en la trama y que parecen tener su nexo de unión en la escuela de música y los alumnos que asistieron hace décadas a sus aulas. Una labor que le llevará a desenterrar viejos recuerdos y seguir los pasos que otros anduvieron. El relato nos atrapa según nos va descubriendo los personajes que intervienen en una historia de amor del pasado, paralela a otras que transcurren en el presente y a otras que se quedaron en el olvido.
La hipnosis o las vibraciones percibidas a través de los objetos nos trasladan en el tiempo, consiguen recobrar la memoria de quien la ha perdido y recuperan secretos escondidos durante demasiado tiempo para los que Ana puede no estar preparada; ingredientes que dotan a estas páginas de misterio. y que en definitiva, consiguen que el lector se deje llevar por la narrativa de la autora hasta el desenlace, momento en el que se despejan todas las incógnitas y las notas del violín suenan con más sentimiento, un viaje a la ciudad de Roma es lo que tiene.
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En principio no es lo que suelo leer, pero creo que podría gustarme. Muchos besos.
ResponderEliminarPues también creo que podría gustarme, así que tomo nota.
ResponderEliminarBesotes!!!