Sinopsis
Año 1810.
La vizcondesa Blanca de Malvar prepara su boda cuando Cádiz es sitiada. La cercanía de las tropas napoleónicas reabre una herida dolorosa y secreta de su pasado: una relación apasionada con Alexander, un marino francés al que rescató de un acantilado cinco años atrás, en la madrugada de la batalla de Trafalgar, pero que, una vez recuperado de sus heridas, partió; ella, confiada, decidió esperarlo…, pero él no regresó.
Alexander Paddon es un oficial de la Royal Navy que regresa a Cádiz después de cinco años. Ahora es viudo, y es un hombre obsesionado por el recuerdo de Blanca, la mujer a la que amó en el pasado. El conocimiento del idioma y de la región le permitirá trabajar para el embajador lord Wellesley y sus servicios secretos en una ciudad sitiada donde se refugian miles de vividores, espías, revolucionarios, traidores e idealistas.
Blanca y Alexander se encuentran en medio de un salón de baile repleto de oficiales británicos que acaban de desembarcar en Cádiz como aliados. El antiguo amor francés de Blanca ha vuelto… vistiendo el uniforme de la Royal Navy. ¿Entonces siempre fue un traidor inglés? Esta repentina y extraña aparición pondrá en peligro la nueva vida de Blanca.
Narrada en dos tiempos, nos acerca a los días posteriores a la batalla de Trafalgar, en 1805, cuando miles de heridos llegaron a las playas gaditanas —teniendo que ser atendidos en conventos y hospitales improvisados de toda la bahía—, y a cinco años después, durante el sitio a Cádiz: los enemigos de entonces regresarán como aliados y los aliados de antaño, los franceses, como tropas de ocupación extranjeras. Como invasores.
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La supremacía española en el mundo se desvanece. A las malas noticias que llegan desde el Nuevo Mundo, donde las colonias buscan su independencia, hay que sumarle la invasión de Napoleón en la península, realizada con el beneplácito de la monarquía borbónica y gracias al engaño al que nos han sometido los franceses haciéndonos creer que querían llegar hasta Portugal. También, porque ante una España dividida hubo quien aprovechó para subirse al carro de las oportunidades: un pequeño grupo con mucho poder, más preocupado por sus intereses económicos que por los asuntos patrióticos; más o menos como ahora, en eso poco hemos cambiado.
Cinco años después del desastre que supuso la batalla de Trafalgar, España se encuentra en una suerte de ruleta rusa, en la que no se sabe bien con quien o quienes te va a tocar jugar la siguiente partida. En 1810, los ingleses, hasta ahora nuestros enemigos, pasan a ser nuestros aliados contra los franceses. Lo malo es que el juego se llama Guerra de Independencia y el resultado determinará el ser o no ser como nación. Por suerte para nosotros, franceses, ingleses y tantos otros, nunca nos tomaron en serio y no se molestaron en descubrir por qué llegamos a ser el centro del mundo y a vencer en tantas batallas;. Un desconocimiento, el de nuestra épica, que siempre ha jugado a nuestro favor.
Nos encontramos ante una novela que tiene varias lecturas: la histórica, cuyo contenido hace que refresquemos otros conocimientos; la bélica, en la que sufriremos el asedio de Cádiz, sentiremos el constante bombardeo y empujaremos en cada muerte al francés; la épica, en la que se jugarán la vida miles de hombres que nada tienen que perder porque nada tienen; y la de aventuras, un género perfecto para adentrarnos en los acontecimientos que nos brinda esta trama.
Y para disfrutar de esta aventura nos vamos cinco años atrás para conocer unos datos que desde el arranque de la novela nos intrigan y en los que viviremos los últimos momentos de la batalla de Trafalgar, asistiendo a la parte humanitaria que llega después de una contienda; el episodio que nos interesa sucede entre los muros de un convento, lugar donde se recuperan los heridos menos graves. En ese escenario es donde los protagonistas de la novela se conocen, iniciando una relación que tendrá que sortear diversos inconvenientes. La vizcondesa Blanca de Malvar y el oficial inglés Alexander Paddon vivirán una historia llena de romanticismo al mismo tiempo que luchan contra los franceses; después de haberle salvado de una muerte segura tendrán que enfrentarse a su destino por separado y afrontar unos matrimonios a los que no estaría bien visto renunciar.
Blanca de Malvar se erige como una heroína entre sus gentes, una mujer capaz de sacrificar su patrimonio y su futuro por el bien de la gente que trabaja a su cargo en las propiedades familiares. Un homenaje a tantas mujeres que hicieron posible que la invasión francesa no diera los frutos deseados por aquellos reconocidos afrancesados. A través de ella se ponen encima de la mesa las costumbres de la época y las diferencias sociales que atraían a los jóvenes a ser reclutados para el contrabando; un modo de vida que se ha perpetuado en el tiempo.
Sorprende el día a día del asedio a Cádiz: mientras que el ritmo incansable de las bombas les recordaban que estaban en guerra, los ciudadanos continuaban con su vida llenando las calles al caer la tarde, acudiendo a tertulias, llenando los cafés y sacudiéndose sus penas entre música, celebraciones, carnavales e incluso con el teatro, que volvió tras la prohibición. Tanto en Madrid como en Cádiz parece que existen dos realidades paralelas. Una época reflejada a la perfección por la autora, capaz de mostrarnos otra cara en medio de la Guerra de Independencia y narrarnos como sentían nuestras gentes. la actividad periodística, las ideologías que defendían unos y otros, o el oscuro mundo de las logias.
Una trama ideal para conocer un punto decisivo de la Guerra de Independencia de la mano de una protagonista que os cautivará por su fuerza, su determinación contra los franceses y la pasión con la que vive su vida; una aventura de la que es muy fácil contagiarse.
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Cinco años después del desastre que supuso la batalla de Trafalgar, España se encuentra en una suerte de ruleta rusa, en la que no se sabe bien con quien o quienes te va a tocar jugar la siguiente partida. En 1810, los ingleses, hasta ahora nuestros enemigos, pasan a ser nuestros aliados contra los franceses. Lo malo es que el juego se llama Guerra de Independencia y el resultado determinará el ser o no ser como nación. Por suerte para nosotros, franceses, ingleses y tantos otros, nunca nos tomaron en serio y no se molestaron en descubrir por qué llegamos a ser el centro del mundo y a vencer en tantas batallas;. Un desconocimiento, el de nuestra épica, que siempre ha jugado a nuestro favor.
Nos encontramos ante una novela que tiene varias lecturas: la histórica, cuyo contenido hace que refresquemos otros conocimientos; la bélica, en la que sufriremos el asedio de Cádiz, sentiremos el constante bombardeo y empujaremos en cada muerte al francés; la épica, en la que se jugarán la vida miles de hombres que nada tienen que perder porque nada tienen; y la de aventuras, un género perfecto para adentrarnos en los acontecimientos que nos brinda esta trama.
Y para disfrutar de esta aventura nos vamos cinco años atrás para conocer unos datos que desde el arranque de la novela nos intrigan y en los que viviremos los últimos momentos de la batalla de Trafalgar, asistiendo a la parte humanitaria que llega después de una contienda; el episodio que nos interesa sucede entre los muros de un convento, lugar donde se recuperan los heridos menos graves. En ese escenario es donde los protagonistas de la novela se conocen, iniciando una relación que tendrá que sortear diversos inconvenientes. La vizcondesa Blanca de Malvar y el oficial inglés Alexander Paddon vivirán una historia llena de romanticismo al mismo tiempo que luchan contra los franceses; después de haberle salvado de una muerte segura tendrán que enfrentarse a su destino por separado y afrontar unos matrimonios a los que no estaría bien visto renunciar.
Blanca de Malvar se erige como una heroína entre sus gentes, una mujer capaz de sacrificar su patrimonio y su futuro por el bien de la gente que trabaja a su cargo en las propiedades familiares. Un homenaje a tantas mujeres que hicieron posible que la invasión francesa no diera los frutos deseados por aquellos reconocidos afrancesados. A través de ella se ponen encima de la mesa las costumbres de la época y las diferencias sociales que atraían a los jóvenes a ser reclutados para el contrabando; un modo de vida que se ha perpetuado en el tiempo.
Sorprende el día a día del asedio a Cádiz: mientras que el ritmo incansable de las bombas les recordaban que estaban en guerra, los ciudadanos continuaban con su vida llenando las calles al caer la tarde, acudiendo a tertulias, llenando los cafés y sacudiéndose sus penas entre música, celebraciones, carnavales e incluso con el teatro, que volvió tras la prohibición. Tanto en Madrid como en Cádiz parece que existen dos realidades paralelas. Una época reflejada a la perfección por la autora, capaz de mostrarnos otra cara en medio de la Guerra de Independencia y narrarnos como sentían nuestras gentes. la actividad periodística, las ideologías que defendían unos y otros, o el oscuro mundo de las logias.
Una trama ideal para conocer un punto decisivo de la Guerra de Independencia de la mano de una protagonista que os cautivará por su fuerza, su determinación contra los franceses y la pasión con la que vive su vida; una aventura de la que es muy fácil contagiarse.
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Hola, este lo tengo anotado, me encantó en su día, cuando lo leí, Secretos y cenizas. Y tengo aún por leer el de las brujas. Tengo trabajo. Saludos.
ResponderEliminarMe gusta mucho leer sobre esta época y más cuando gira en torno a mi ciudad, así que tomo buena nota.
ResponderEliminarBesotes!!!
No conocía ni el libro ni la autora. La novela histórica es una de mis muchas asignaturas pendientes. No me atrae demasiado. Besos.
ResponderEliminarYa veo que te gusta mucho la histórica, nosotras somos más de negra, o de narrativa sin más. Me gusta mucho tu reseña. Bss
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