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martes, 28 de abril de 2020

Assassini - Thomas Gifford (1990)

Assassini - Thomas Gifford (1990)
Sinopsis

1982. El papa Calixto IV agoniza en su lecho de muerte y su sucesión desata un enfrentamiento de intereses inconfesables. En Nueva York se produce una serie de asesinatos de religiosos, entre ellos, sor Valentine. El padre de Valentine, un poderoso hombre de negocios, encomienda la investigación del crimen a su hijo Ben, un ex jesuita que conoce las entrañas de la Iglesia. En su camino es amenazado y presionado para que abandone el caso.

Sin embargo, ésta es sólo la punta del iceberg de una siniestra conspiración sin precedentes en la historia de la Iglesia.

Los Assassini, un grupo de clérigos violentos y fanáticos que conocen los secretos más recónditos del Vaticano, no están dispuestos a permitir que nadie se interponga en sus tenebrosas maquinaciones.

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A través de la figura de ficción del papa Calixto IV nos introducimos de lleno en las intrigas que rodean la próxima elección para dirigir el Vaticano, una lucha que da comienzo meses antes de su muerte poniendo las cartas sobre la mesa tanto los cardenales como el resto de interesados. Un tablero de juego donde se admiten sobornos, prebendas o futuras promesas de puestos por cubrir, y sobre todo se premia el silencio, seguir manteniendo ocultos los viejos secretos que podrían inclinar la balanza y variar considerablemente los resultados finales.

De fondo, el asesinato de sor Valentine, periodista investigadora de las relaciones que mantuvo el Vaticano del papa Pío XII con los nazis y la Resistencia durante la segunda guerra mundial; un doble juego que le permitiría tanto la protección del cristianismo ante el fanatismo de Hitler como el expolio sistemático que ayudó a realizar aprovechándose del miedo de los judíos o la necesidad de muchos países durante el conflicto; con el tiempo, un chantaje mutuo del que nunca han podido separarse y del que siguen sacando provecho. Un crimen que planteará muchas preguntas y que precisará de la investigación de su hermano Ben, un antiguo jesuita que perdió la fe y se distanció del engaño de la Iglesia; la única persona en la que ella confiaba y a quien había citado horas antes de ser ejecutada con una bala en la cabeza.

A lo largo de la trama van apareciendo un buen puñado de personajes que nos abren el abanico de posibilidades en busca de los culpables, no solo del asesino en cuestión sino también de los múltiples misterios que esconde la investigación. Todo apunta a un asunto con demasiados tentáculos entre los miembros de la Iglesia que motiva que le prestemos atención a cualquier movimiento por mínimo que este sea y percibamos la tensión en cada párrafo. Entre ellos, además de Ben Driskill, sor Elizabeth, otra monja activista de pensamiento liberal e ideas reformistas para una nueva Iglesia, y el padre Giacomo d´Ambrizzi, un alto cargo de la curia y mano derecha del papa Calixto que ocultó su testamento tras la guerra, un seguro de vida que algunos temen que pueda salir a la luz.

Nuevos asesinatos a miembros de la Iglesia y el hallazgo de una vieja fotografía ponen el punto de inflexión en la novela, descubrir quienes se hayan detrás de esos rostros y saber en qué momento se tomó la instantánea nos llevará a una serie de encuentros con nuevos personajes que nos irán acercando un poco más a la verdad. Una exposición que nos refresca la memoria con momentos históricos y que particularmente me ha despertado mi insaciable apetito lector: el papado de Aviñon durante el siglo XIV, la Casa de los Borgia o el Plan Pío, un episodio entorno al complot para asesinar al papa.

Por el camino descubrimos la labor de los Assassini desde los tiempos del papa Alejandro Borgia, en el siglo XV: una secta compuesta por asesinos a sueldo que al parecer actuaban en nombre de la Iglesia para proteger los intereses del poder, asesinar en nombre del papa o de los altos miembros de la Iglesia que solicitasen sus servicios; de qué manera se conectaron durante la ocupación alemana en la segunda guerra mundial; y cuál es el motivo por el que vuelven a escena una serie de monjes durmientes.

De menos a más hasta el final, donde, con la partida terminada, nos espera un giro insospechado. Un relato que se lee al ritmo que marca un estupendo thriller histórico que gana en intensidad según avanzamos, cuando conectamos escenarios, Roma y Nueva York principalmente, con personajes; y aprendemos a separar lo menos relevante. Un planteamiento que hace recordar el que años después puso de moda el escritor Dan Brown, en común: las intrigas e implicaciones de la Iglesia, sus tesoros escondidos, los planteamientos polémicos y el despliegue mediático porque hechos como este no sean conocidos por la opinión pública.
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domingo, 19 de abril de 2020

Los asesinos del emperador (Trajano I) - Santiago Posteguillo (2011)

Los asesinos del emperador (Trajano I) - Santiago Posteguillo (2011)


Sinopsis

18 de septiembre del año 96 d.C. Un plan perfecto. Un día diseñado para escribir la Historia, pero cuando todo sale mal la Historia ya no se escribe.., se improvisa: una guerra civil, las fieras del Coliseo, la guardia pretoriana, traiciones, envenenamientos, delatores y poetas, combates en la arena, ejecuciones sumarísimas, el último discípulo de Cristo, el ascenso y caída de una dinastía imperial, locura y esperanza, la erupción del Vesubio, un puñado de gladiadores, la amistad inquebrantable, Marco Ulpio Trajano, el mito de las amazonas, una gladiadora, nueve emperadores, treinta y cinco años de la historia de Roma.

18 de septiembre del 96 d.C. Un grupo de gladiadores dispuestos a todo avanza por las alcantarillas de Roma. Nada ni nadie puede detenerlos. Ni siquiera la Historia.

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Si algo llama la atención, después de leer el argumento, es la contundente cifra de nueve emperadores en treinta y cinco años; los restantes ingredientes no hacen otra cosa que incidir en todo aquello que, sin leer, cualquiera puede intuir de la historia de Roma. Pero una cosa es nombrarlo y otra muy diferente hilar un relato, creíble, documentado y a la vez ameno; quizá lo más importante, pues afrontar una trilogía que va a superar las tres mil quinientas páginas puede resultar el mejor de los disfrutes o la peor de las experiencias. Que el autor consiga transmitirnos su pasión por lo escrito y dejarnos después de cada capítulo con ganas de más, solo puede significar que ha superado su objetivo con creces.

El mapa del Imperio Romano a finales del Siglo I, en las guardas del libro, ocupando todo lo que bañaban las costas del Mar Mediterráneo y otra tanta buena parte de Europa, da una imagen que, nunca mejor dicho, vale más que mil palabras. Un mapa que, junto con los del final, nos sirve de guía en esta apasionante aventura repleta de traiciones, conspiraciones y asesinatos; las mejores armas para senadores, pretorianos y legionarios que ni tan siquiera tendrán un momento de descanso cuando sean los gladiadores los que les entretengan ofreciendo su vida de la manera más atroz que uno pueda imaginar, de ideas macabras andaban bastante sobrados.

La primera parte de la trilogía, antes de afrontar "El ascenso de Trajano, el primer emperador hispano de la Historia", arranca con el intento de asesinato de emperador Domiciano. Para conocer los diferentes motivos que han llevado a otros tantos personajes a unirse en el complot, es necesario viajar treinta y tres años atrás, cuando el imperio se desarmaba por las interminables guerras en sus fronteras y los últimos días de Nerón daban paso a una larga lista de emperadores protegidos en exceso por la guardia pretoriana que imponía su ley en la ciudad de Roma. 

Anteriores a Domiciano me han atrapado los mandatos de Vespasiano, fundador de la dinastía Flavia, y su hijo Tito, artífice de la campaña de Jerusalén junto a Trajano padre. Un episodio donde se disfruta del asedio del ejército romano a dos frentes defendidos por judíos y zelotes, que también se debilitan por la lucha que mantienen ente ellos. Un atractivo planteamiento donde triunfa el espectacular despliegue de estrategias en ambos bandos. Con Domiciano todo se corrompe, se degrada y toca todos los extremos; un relato que nos hará ser uno más de su larga lista de enemigos.

La figura de Marco Ulpio Trajano, si bien es el protagonista principal, no está definida directamente, como si estuviésemos delante de una biografía al uso, no, su perfil lo vamos dibujando con pequeños esbozos, con datos sueltos que retenemos sin apenas esfuerzo a sabiendas de que nos valdrán, y mucho, cuando necesitemos echar mano de ellos para comprender el porqué de su ascenso. De la misma forma, iremos conociendo una serie de personajes leales que serán decisivos en el momento oportuno. Merece la pena el seguimiento que se realiza a la campaña del Danubio, donde Decébalo, rey de los dacios, les hizo la vida imposible a los romanos y casi siempre se salió con la suya.

El momento de ficción, y no por eso menos apasionante, es el protagonizado por la escuela de gladiadores que suministraba hombres y fieras para los espectáculos con los que Roma y sus emperadores tenían su ración de Circo y muerte. Historias paralelas en las que vemos crecer a dos niños que tuvieron la osadía de enfrentarse a soldados pretorianos, salir victoriosos y convertirse con los años en grandes gladiadores que serán protagonistas de uno de los momentos clave de la novela.

Resulta imprescindible el repaso histórico hasta llegar al nombramiento de Marco Ulpio Trajano como emperador, un hispano originario de la provincia de Baetica que supo ganarse el afecto de senadores, soldados y un pueblo necesitado de paz. Aunque todavía queda mucho personaje por conocer y no sé que sorpresas me puede deparar esta aventura que acaba de comenzar y con la que ya estoy deseando reencontrarme.

Por mis palabras seguro que deducís que he disfrutado como un enano, y aunque muchas cosas se me han quedado por contar en el tintero, espero que a mas de un lector le sirvan para degustar esta trilogía.
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viernes, 5 de enero de 2018

Asesinos inocentes - José Javier Abasolo (2017)

Asesinos inocentes - José Javier Abasolo (2017)
 Sinopsis

Markel Zugasti es un joven abogado con instintos depredadores cuyo máximo objetivo en la vida, tanto personal como profesionalmente, es hacer siempre lo que más le conviene, sin ningún tipo de ataduras morales, y aumentar lo máximo posible su cuenta de resultados.

Desgraciadamente para él su vida cambiará cuando, a requerimiento de una vieja amiga, decide hacerse cargo de la defensa de un hombre que ha sido acusado de asesinato, para sorpresa de todos sus allegados que le consideran una persona afable y enemiga de la violencia.

Pese a que su experiencia en asuntos criminales es nula y sus dotes como detective inexistentes aceptará el caso creyendo que se trata de un asunto banal y aparentemente sencillo, hasta que todo empieza a complicarse, poniéndose en juego no sólo su estabilidad profesional sino también su seguridad personal.

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El personaje de Markel Zugasti atrapa desde que tenemos el primer contacto. Una mezcla de hombre de éxito que no se achanta ante ningún caso, siempre y cuando le reporte un buen beneficio económico, y una buena dosis de joven despreocupado por cuanto le rodea, un sinvergüenza y un caradura que se jacta de ello. A medida que vamos profundizando en la gestión para la que ha sido contratado vemos como se va cayendo de su pedestal y que sus dotes como abogado financiero y experiencia en temas de blanqueo de dinero no le sirven de gran cosa ante un asunto que incluye un asesinato y el suicidio del culpable a quien pretende defender.

La relación de amistad con la hija de su cliente, a quien previamente había salvado de un desahucio, se convierte en una lucha cuerpo a cuerpo donde el amor de juventud da paso a una colaboración, repleta de reproches, pero que ambos necesitan para esclarecer todo lo que se van a encontrar por delante. La química que parece haber entre ellos hace reacción cuando se ven inmersos en un plan que va de mal en peor. Las situaciones que vivimos con la pareja no están exentas de humor; entre otras cosas por la obsesión enfermiza de Markel hacia Karmele, algo que viene de lejos.

La trama se va complicando con la aparición de un billete de lotería premiado que el suicida había escondido antes de ser detenido tras su confesión de asesinato, que el sujeto no jugase nunca y su fama de hombre tranquilo no encaja en el perfil de alguien que le pega un tiro a otro, y menos a un delincuente internacional. En la investigación que lleva a cabo el abogado descubre incidentes parecidos y su intuición le dice que hay un responsable que está haciendo negocio con los asesinatos.

Aunque el protagonista de la novela es Markel, su torpe actitud para enfrentarse a la investigación le dan a Karmele un papel, como compañera de viaje, donde su lógica se impone y consiguen encontrar hilos de donde tirar. Lo mismo que le ocurre al lector que, con algunos datos, empieza a percibir los enigmas del caso.

Para que todo se enrede más, entran en juego las amenazas que recibe el abogado y la participación de la Ertzaintza que le cree culpable de blanquear dinero y de otras actuaciones. Lejos de olvidarse de todo y poner tierra de por medio, Markel se mete en la boca del lobo y su aventura como detective principiante nos lleva hasta un desenlace donde se descubre una trama de gran envergadura para la que necesitará ayuda; aunque sea la de una funcionaria de los juzgados que se enriquece a costa del abogado.

El autor nos engancha en esta novela negra gracias a una narración directa y con muchos ingredientes divertidos, unos personajes bien definidos y atractivos, y un suceso original donde los asesinos son personas inocentes. 

martes, 10 de enero de 2017

Asesinos sin rostro - Henning Mankell (1991)

Asesinos sin rostro - Henning Mankell (1991)
Sinopsis

Kurt Wallander atraviesa uno de los momentos más sombríos de su vida personal (sus relaciones familiares son un desastre, está ganando peso, bebe mucho y duerme poco) cuando debe ponerse al frente de la investigación del asesinato de un apacible matrimonio de ancianos en una granja de Lenarp. El marido ha sido horriblemente torturado y la mujer muere estrangulada poco a poco, con el tiempo justo de pronunciar antes de morir la palabra «extranjero». Kurt Wallander y sus colegas deberán enfrentarse no sólo a un asesino muy especial, que tiene la sangre fría de alimentar a los caballos del establo después del crimen, sino a una comunidad irascible, presa de insospechados prejuicios raciales. Wallander sabe de sobra que la pacífica apariencia de algunas personas oculta a veces un auténtico monstruo, de modo que no se hace ilusiones acerca de la sociedad en la que vive.

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Unas pocas páginas es lo que necesita Henning Mankell para meternos de lleno en una trama, los recursos literarios para recrear el crimen y el escenario, una granja apartada donde viven dos ancianos, son suficientes.

Da lo mismo que la llamen novela sueca, escandinava o simplemente negra; a lo largo de esta primera entrega del policía criminalista Kurt Wallander se pueden cubrir todos los géneros y catalogar esta novela con el que más os guste. 

El autor juega con el tema de los refugiados y el debate racial en Suecia, la inseguridad y la incompetencia policial. Dentro de ese contexto, la opinión pública aprovecha para poner entre los sospechosos a todo un colectivo y el relato refleja el enfrentamiento ideológico. Mankell toma posición a través de sus personajes y denuncia el caos que vive su país con la inmigración de los países del Este.

El personaje de Wallander, derrotado y apartado de su familia, acompaña a la perfección el ambiente donde se desarrolla la trama, al igual que lo hacen sus compañeros de trabajo; todo encaja, todo es siniestro y oscuro.

Kurt Wallander se equivoca, se derrumba, no es ningún héroe; su mejor arma es la constancia y dejarse aconsejar por las pequeñas ideas de los demás; un trabajador en equipo que no necesita medallas.

Una novela para disfrutar del género y conocer a uno de los policías más carismáticos de las últimas décadas; seguro que repetiréis.

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