Sinopsis
La corte del Príncipe de Viana, con sus catadores de venenos, mensajeros a pie, locas de palacio; Sanchicorrota, un bandido navarro al más puro estilo Robin Hood; pícaros, cómicos de la legua, estudiantes gorrones, monjas consoladoras; Zaide, el padrastro negro del Lazarillo de Tormes; extravagantes viajeros y conquistadores, como Álvar Núñez Cabeza de Vaca, que hallarán en el Nuevo Mundo nuevas sorpresas: tritones u hombres pez, hombrecillos verdes, tribus formadas por indios bizcos, calvos o que hablan con endecasílabos…
Son solo algunos de los personajes que desfilan por la nueva novela de Patxi Irurzun, el autor de “Los dueños del viento”, en la que a través de una saga familiar de hombres negros y libres, o mostrencos, como eran conocidos en aquella época, nos trasladamos a los siglos XV y XVI y a escenarios como el espectacular desierto navarro de Las Bardenas, la abigarrada Sevilla (en donde el diez por ciento de su población eran negros o mulatos), o a La Florida, el río Misisipi o Nuevo México, en un alucinado y a menudo desopilante viaje literario en el que todo es posible, incluso revisitar con una nueva mirada algunos clásicos de la literatura española como el Lazarillo de Tormes o los Naufragios de Cabeza de Vaca.
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Detrás de un título sugerente se esconden una serie de protagonistas que cumplen con creces lo que se espera de ellos, las Diez mil heridas con las que me he dejado hipnotizar pueden resultar escasas si contamos todas aquellas que han ido padeciendo los múltiples y variados personajes, que tanto la literatura española como la historia ha tenido; pocas, si además añadimos en la cuenta las que no se ven, las que no son físicas, las que pertenecen a la mente o al alma.
Porque de esto tratan estos geniales relatos del escritor y periodista navarro Patxi Irurzun; un repaso por las grandes obras de todos los tiempos, el homenaje a otros tantos personajes así como a frases literarias o de canciones, letras que tienen un espacio reservado para algunos ilustres que han compuesto poesía y música a partes iguales; una breve explicación en las notas finales nos hace entender su significado y nos acerca a los gustos del autor. Dos áreas artísticas que tienen cabida en este blog desde sus inicios.
Mediante tres libros iremos conociendo distintas etapas de la vida de una saga familiar de mostrencos, como así se les llamaba a las personas que no tenían amo ni hogar, en especial a los hombres negros que andaban en semilibertad por diversos rincones de la península, principalmente en Sevilla, donde llegaron a representar un 10% de la población entre los siglos XV y XVI. Los episodios que nos narra Antón Aguirre, el nieto de Pedro Guinea, están repletos de aventuras que se van mezclando con los acontecimientos históricos, esos que nos hablan de la expedición del conquistador Álvar Núñez Cabeza de Vaca en Nuevo México y La Florida, lugares donde conoceremos a Zaide, posiblemente el personaje que más juego da a la novela; o de las disputas entre el Príncipe de Viana y su padre, don Juan II, el infante de Aragón, más conocido como el usurpador desde que se apropió del trono de Navarra tras la muerte de su esposa Blanca I.
Porque de esto tratan estos geniales relatos del escritor y periodista navarro Patxi Irurzun; un repaso por las grandes obras de todos los tiempos, el homenaje a otros tantos personajes así como a frases literarias o de canciones, letras que tienen un espacio reservado para algunos ilustres que han compuesto poesía y música a partes iguales; una breve explicación en las notas finales nos hace entender su significado y nos acerca a los gustos del autor. Dos áreas artísticas que tienen cabida en este blog desde sus inicios.
Mediante tres libros iremos conociendo distintas etapas de la vida de una saga familiar de mostrencos, como así se les llamaba a las personas que no tenían amo ni hogar, en especial a los hombres negros que andaban en semilibertad por diversos rincones de la península, principalmente en Sevilla, donde llegaron a representar un 10% de la población entre los siglos XV y XVI. Los episodios que nos narra Antón Aguirre, el nieto de Pedro Guinea, están repletos de aventuras que se van mezclando con los acontecimientos históricos, esos que nos hablan de la expedición del conquistador Álvar Núñez Cabeza de Vaca en Nuevo México y La Florida, lugares donde conoceremos a Zaide, posiblemente el personaje que más juego da a la novela; o de las disputas entre el Príncipe de Viana y su padre, don Juan II, el infante de Aragón, más conocido como el usurpador desde que se apropió del trono de Navarra tras la muerte de su esposa Blanca I.
Y para aderezar todo esto qué mejor que el ingrediente mágico del humor, imprescindible cuando el género histórico de aventuras lo componen en primera fila bandidos, esclavos, pícaros y toda suerte de hombres y mujeres imperfectos; todos ellos, dispuestos en escenarios y circunstancias donde la fantasía roza la línea que separa lo creíble de lo irreal. Aunque en descargo de los personajes habría que decir que las drogas de los indios tendrían muchas explicaciones que dar, sobre todo cuando aparecen hombrecillos verdes dando consejos o un hombre pez salvando a los ahogados.
La figura de Pedro Guinea, Medianapia, es una continua sorpresa por todo aquello que le rodea, las injusticias que padece y los líos en que se ve obligado a participar, aun así, aprendemos a compartir con él su valor épico cada vez que vuelve a levantarse, cada vez que recompone sus maltrechos huesos o cada nueva herida que sufre, tanto en su cuerpo como en sus sentimientos; y para no caer con él le acompañamos, como luego haremos con el resto de su familia, que irá acumulando nuevas penalidades, nuevas heridas que sin duda les hace más fuertes que al resto. Sus andanzas junto al bandido Sanchicorrota, el molinero que tuvo que huir después de matar a un recaudador de impuestos, son dignas de formar parte de la picaresca española, del bandidaje de nuestros montes y de cualquier tertulia en que prima el ver quien la dice más gorda; los relatos que protagonizan, junto a otros personajes inolvidables, provocan la risa y consiguen eso que tanto nos gusta a los lectores, desconectar.
El narrador principal, Antón Aguirre, cierra estas crónicas como secretario en la casa hospital de la Hermandad de los Negritos, donde terminarán sus días y con él estas fábulas a caballo entre lo real y lo fantástico, donde la ironía da paso al debate social y lo histórico nos plantea qué intereses se ocultan tras el rastro perdido de negros y mulatos en España, pues haberlos los hubo y en un número importante, porque hay que recordar a los descreídos negacionistas de nuestra historia que nosotros también fuimos esclavistas, y no precisamente de los menores.
Una trama para conocer como fuimos, revisar a nuestros clásicos de la literatura, recordar buenas películas, volver a escuchar viejas canciones que nos inspiran y, por encima de todo, creer en los sueños.
Una trama para conocer como fuimos, revisar a nuestros clásicos de la literatura, recordar buenas películas, volver a escuchar viejas canciones que nos inspiran y, por encima de todo, creer en los sueños.
"¿Qué es la vida? Solo un sueño, una ficción".
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Hola, menuda reseña espectacular, se ve que te ha gustado mucho, la verdad es que parece interesante y entretenido, me ha llamado la atención de donde viene la palabra mostrenco, que yo tanto uso, no lo sabía. Gracias por tan buena recomendación. Saludos.
ResponderEliminarLo leí en mayo porque entrevisté en la radio al escritor, que es de mi tierra. No es un género que suela leer, pero me sorprendió y me gustó mucho. Muy buena reseña. Besos.
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