Sinopsis
Un tesoro olvidado.
Un pozo de locura.
Un plan para frenar la barbarie.
1887. Alonso es un joven criollo español, algo ingenuo e inestable, nacido en un pequeño pueblo de Luisiana. Trastornado por los malos tratos paternos a los que, durante su infancia, fueron sometidos su madre y él, se encamina hacia el desierto de Sonora, convencido de que allí se oculta el tesoro perdido de Moctezuma. Aunque precavido por naturaleza, es incapaz de imaginar los peligros que allí le esperan, y mucho menos que acabará encerrado, como un loco cualquiera, en un asilo para dementes. Una institución que esconde, tras una apariencia externa modélica, un terrible secreto; un lugar donde se encontrará con alguien a quien creía largamente olvidado, y en el que se tendrá que enfrentar con su más oscuro pasado.
Una historia que, con el telón de fondo de las instituciones psiquiátricas de la época, nos habla de la fragilidad de la amistad, de la locura de los cuerdos y la cordura de los locos, y de cómo las leyes de la evolución y la herencia se convirtieron en los cimientos sobre los que se levantaría la idea de “higiene racial” a finales del siglo XIX y principios del XX.
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Una portada que contiene una institución con muchos años en sus cimientos, un antiguo carruaje de policía tirado por caballos y un cielo amenazante, está pidiendo a gritos que nos pongamos cómodos y descubramos su interior; el argumento de la contraportada hace el resto y consigue atraernos con los géneros de misterio y aventura. Con el texto de su primera página, "Luisiana, 1869", poco más me hace falta para quedar atrapado.
Pero quien definitivamente capta nuestra atención desde el comienzo es la historia de Alonso, un niño al que le cambió la vida varias veces: la primera, cuando le leyeron la mente en un circo y quiso desarrollar ese poder para adelantarse a las palizas de su padre, y más tarde, cuando huido tras el incendio que acabó con la vida de su familia, tuvo que refugiarse entre personas de diferente condición que no se lo iban a poner nada fácil; ya de adulto, cuando fruto de un engaño terminó encerrado en una institución donde se suponía que le iban a curar de un mal que no padecía, la locura.
Hasta llegar a ese momento doloroso, viviremos varias aventuras, no solo con Alonso a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México en busca del tesoro de Moctezuma, y donde también prestaremos atención a los relatos históricos acerca de minas de oro escondidas; sino también las historias desgarradoras de sus compañeros, hombres y mujeres que nos irán contando los detalles y motivos por los que alguien decidió que debería privarles de libertad y recluirlos sin tratamiento alguno, salvo la electroterapia, ni más esperanza que la eugenesia.
Momento clave de la novela, por el debate que se abre, y que en mi caso he vivido con rabia e impotencia por todas las salvajadas que es capaz de cometer el ser humano; entre ellas, una que parece repetirse entre distintas civilizaciones cada cierto periodo de tiempo, la selección humana mediante el exterminio programado con una inconcebible argumentación científica. Por suerte, también hay espacio para leer algunas decisiones judiciales de las que uno se ríe por no llorar; un cambio de ritmo que se agradece para relajar la tensión que se va acumulando por momentos y para poder prestar la máxima atención a una trama que va ganando en intensidad.
Fernando Arnáiz consigue llevarnos entre aventuras, leyendas y cuentos hasta el punto que pretende; internarnos en el Asilo para Dementes de Opelousas, una institución donde tienen cabida los ancianos, los condenados de cualquier acto o crimen, y los enajenados mentales. Este último escalón será el centro de nuestra trama y donde conviviremos con una serie de personajes a los que nos uniremos en su larga quimera por escapar de su encierro, bien por una alta médica o por haber logrado atravesar sus muros. Una nueva aventura en la que estoy seguro os implicaréis siendo partícipes de los actos de venganza que cometen los allí internados.
Un tema tratado con delicadeza intentando no herir sensibilidades, pero también con dureza cuando es necesario realizar una crítica en profundidad. Y todo ello, a través de una narración realizada con el debido respeto hacia una documentación histórica que, como se puede comprobar en las notas finales, son fiel reflejo de los acontecimientos reales de nuestra historia y quien sabe, si desafortunadamente, elementos que podrían repetirse en un futuro; incluso, formar ya parte de nuestro presente.
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Una portada que contiene una institución con muchos años en sus cimientos, un antiguo carruaje de policía tirado por caballos y un cielo amenazante, está pidiendo a gritos que nos pongamos cómodos y descubramos su interior; el argumento de la contraportada hace el resto y consigue atraernos con los géneros de misterio y aventura. Con el texto de su primera página, "Luisiana, 1869", poco más me hace falta para quedar atrapado.
Pero quien definitivamente capta nuestra atención desde el comienzo es la historia de Alonso, un niño al que le cambió la vida varias veces: la primera, cuando le leyeron la mente en un circo y quiso desarrollar ese poder para adelantarse a las palizas de su padre, y más tarde, cuando huido tras el incendio que acabó con la vida de su familia, tuvo que refugiarse entre personas de diferente condición que no se lo iban a poner nada fácil; ya de adulto, cuando fruto de un engaño terminó encerrado en una institución donde se suponía que le iban a curar de un mal que no padecía, la locura.
Hasta llegar a ese momento doloroso, viviremos varias aventuras, no solo con Alonso a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México en busca del tesoro de Moctezuma, y donde también prestaremos atención a los relatos históricos acerca de minas de oro escondidas; sino también las historias desgarradoras de sus compañeros, hombres y mujeres que nos irán contando los detalles y motivos por los que alguien decidió que debería privarles de libertad y recluirlos sin tratamiento alguno, salvo la electroterapia, ni más esperanza que la eugenesia.
Momento clave de la novela, por el debate que se abre, y que en mi caso he vivido con rabia e impotencia por todas las salvajadas que es capaz de cometer el ser humano; entre ellas, una que parece repetirse entre distintas civilizaciones cada cierto periodo de tiempo, la selección humana mediante el exterminio programado con una inconcebible argumentación científica. Por suerte, también hay espacio para leer algunas decisiones judiciales de las que uno se ríe por no llorar; un cambio de ritmo que se agradece para relajar la tensión que se va acumulando por momentos y para poder prestar la máxima atención a una trama que va ganando en intensidad.
Fernando Arnáiz consigue llevarnos entre aventuras, leyendas y cuentos hasta el punto que pretende; internarnos en el Asilo para Dementes de Opelousas, una institución donde tienen cabida los ancianos, los condenados de cualquier acto o crimen, y los enajenados mentales. Este último escalón será el centro de nuestra trama y donde conviviremos con una serie de personajes a los que nos uniremos en su larga quimera por escapar de su encierro, bien por una alta médica o por haber logrado atravesar sus muros. Una nueva aventura en la que estoy seguro os implicaréis siendo partícipes de los actos de venganza que cometen los allí internados.
Un tema tratado con delicadeza intentando no herir sensibilidades, pero también con dureza cuando es necesario realizar una crítica en profundidad. Y todo ello, a través de una narración realizada con el debido respeto hacia una documentación histórica que, como se puede comprobar en las notas finales, son fiel reflejo de los acontecimientos reales de nuestra historia y quien sabe, si desafortunadamente, elementos que podrían repetirse en un futuro; incluso, formar ya parte de nuestro presente.
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