Año 1195. Castilla ha caído en Alarcos y el califa almohade Yaqub al-Mansur avanza sobre Toledo. Los conquistadores africanos impondrán la conversión al islam más rígido o sembrarán la Península de cristianos crucificados y cabezas cortadas. Las fronteras se resquebrajan, las aldeas y los castillos se vacían, oleadas de refugiados huyen hacia el norte. Por si fuera poco, los reinos de León, Navarra y Aragón se confabulan para repartirse los despojos del derrotado Alfonso VIII, por lo que este no encuentra otro remedio que negociar con los musulmanes.
Sin embargo, el embrión de la resistencia se sobrepone a la derrota y a la perfidia, y brota incluso entre la sangre del campo de batalla. En Castilla, la reina Leonor Plantagenet no se resigna a darlo todo por perdido, y aún confía en la unión entre los estados cristianos para enfrentarse al enemigo común. En Aragón, el joven príncipe Pedro sueña con alcanzar la corona y convertirse en un paladín de la cristiandad. Y en León, una muchacha judía arrojada a la esclavitud será capaz de cualquier cosa por salvar a los suyos.
Las cadenas del destino es la esperada conclusión de la Trilogía Almohade, precedida por La loba de al- Ándalus y El ejército de Dios. Nuevas tramas de pasión, guerra y traiciones nos guiarán por la senda de la épica hacia la batalla más importante de nuestra historia.
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Atrás quedan la batalla de Alarcos y todas las esperanzas de los cristianos por reducir al ejército almohade impulsado por al-Mansur, décadas de conflictos entre los seis reinos que desunieron la península sin prestar atención a lo que se nos venía encima desde el sur: un gran ejército apoyado sin condiciones por otras tantas tribus africanas que fueron convencidas o sometidas bajo un mismo Dios. Hasta los hispanoárabes andalusíes dejaron de creer en el norte y se convirtieron a lo que pensaban que era la única fe. Una época de miedo que hizo retrasar fronteras y que en vez de ponerle solución se empeñaron en complicar con múltiples y continuos desencuentros. Pasarían muchos años y demasiadas penurias para que la unidad que pidió el emperador en su lecho de muerte tomase forma.Velasco, un joven guerrero presente en la batalla de Alarcos, y Raquel, una prostituta judía, son los encargados de darnos la voz narrativa de todo lo que acontece en aquel periodo de incertidumbre, de pactos secretos, de pequeñas batallas internas y sin sentido entre los reinos cristianos del norte. Ellos no se conocerán durante la novela pero el mundo que tienen que vivir y su papel protagonista son claves para entender como se fue digiriendo la derrota y como las alianzas y los engaños contribuyeron a dar la vuelta al tablero. Porque si una cosa tenemos clara desde antes de enfrentarnos a esta lectura es que en la batalla de las Navas de Tolosa, en el año 1212, se derrotó a los musulmanes dándose inicio a la Reconquista.
Al otro lado conoceremos a Muhammad, hijo y heredero de al-Mansur, débil, siempre escondido, apartado o protegido por una muralla de hombres, tendrá que hacerse valer entre las conspiraciones de los dos visires impuestos por su padre y el gobierno de un vasto territorio que ocupaba al-Ándalus, Ifriqiyya y el Magreb, donde también se alzaban quienes creían ser los únicos herederos del profeta. Las incursiones del ejército balear de la tribu de los Banú Ganiyya y la fidelidad impuesta a los andalusíes les iban a tener bastante ocupados. Estas circunstancias ayudaron durante un tiempo a que el norte disfrutase de una tregua que aprovecharon para buscar la unidad entre unos y la guerra contra otros. Las diferencias entre los reinos de Portugal, León, Castilla, Navarra y Aragón continuaban y ni el miedo de una invasión almohade les hacía replantearse sus prioridades.
Lugares como Toledo, Madrid, Calatrava o Salvatierra cobran importancia en las aventuras que vamos a vivir, pues se convertirán en puntos fuertes y estratégicos que nos serán presentados con todo lujo de detalles para hacernos una idea de como eran sus defensas, sus puntos vulnerables o cual su población. Calatrava, además, será el paso obligado para el ejército infiel cuando éste regresa hacia Sevilla o se disponga a realizar nuevas incursiones. Ciudades que se conectarán entre sí para asistir a una trama en la que Velasco y Raquel serán los maestros de ceremonia bajo la batuta de ficción creada por el autor.
Mientras que Raquel, nombrada en secreto embajadora de Castilla, hace y deshace bajo las órdenes de la reina Leonor, convenciendo por medio de sus favores sexuales y sus pagos con prostitutas bien instruidas en ambos bandos; Velasco escribe y divulga un manuscrito en el que ensalza las virtudes y la gloria del mío Cid, sus hazañas convierten a los campesinos en los soldados que se enfrentarán al ejército almohade. Dos personajes anónimos y de ficción a través de los cuales el autor nos muestra otros detalles culturales de este periodo.
Junto a ellos, y dentro de la recreación histórica, fue relevante la participación de Leonor de Plantagenet, hija del rey Enrique II de Inglaterra y esposa de Alfonso VIII de Castilla, sus intrigas y conspiraciones ayudaron al buen fin de la causa; tanto, como el empuje de su hijo Fernando iniciando la gran rebelión. No menos importante es la figura de Pedro II de Aragón y Conde Barcelona por el apoyo que dio a Castilla en la lucha contra almohades, leoneses y navarros, mientras que se preocupaba por sus intereses en Occitania en la Cruzada contra los cátaros. Sus grandes logros tuvieron que esperar a ser consolidados por la mano de su hijo Jaime I el Conquistador; una continuación perfecta para esta trilogía almohade.
La novela, en su parte más bélica, nos muestra la ferocidad del sangriento ejército almohade del que se contagian los cristianos, por lo que se reparten a partes iguales los episodios en los que se habla de sus matanzas, del perdón convertido en asesinato y de la crueldad con la que pretenden avisar al enemigo de su próxima campaña; un periodo en el que los campos se llenaron de sangre y las fronteras apenas se desplazaron.
La documentación histórica es, en palabras del autor, un vínculo necesario para situar a los personajes que han ido apareciendo en las tres novelas; la imaginación y un elevado número de preguntas acerca de la condición humana para desangrarse bajo un único Dios, han sido el aliciente para desmenuzar la historia y crear diversas tramas por medio de una narrativa cercana y adictiva en la que los personajes están perfilados de manera magistral.
Pese a su volumen, a la novela (a la trilogía) no le sobra nada y hace que el lector se quede con ganas de más; de más conocimientos, de más aventuras, de más historia.
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Muy pero que muy interesante. Unos libros que tengo que leer.
ResponderEliminarBesotes!!!