Sinopsis
En el año 1961 Rebecca Hoffmann, profesora en Alemania del Este y nieta de Lady Maud, descubrirá que la policía secreta está vigilándola. Mientras, su hermano menor, Walli, sueña con huir a Occidente para convertirse en músico de rock.
Por otro lado, Georges Jakes, un joven abogado que trabaja con los hermanos Kennedy, es un activista del movimiento por los derechos civiles de los negros en Estados Unidos que participará en las protestas de los estados del Sur y en la marcha sobre Washington liderada por Martin Luther King.
En Rusia las inclinaciones políticas enfrentan a los hermanos Tania y Dimka Dvorkin. Este se convierte en una de las jóvenes promesas del Kremlin mientras su hermana entrará a formar parte de un grupo activista que promueve la insurrección.
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Ya tenía ganas de afrontar el final de la trilogía "The Century" para saber que había sido de las cinco familias que, a través de tres generaciones, han ido reconstruyendo la historia mundial del siglo XX. Tras haber asistido en las entregas anteriores, "La caída de los gigantes" y "El invierno del mundo", a las dos guerras mundiales, la revolución rusa o la guerra civil española, es tiempo de introducirse en un periodo que va desde los años sesenta hasta prácticamente el final de los noventa e indagar en asuntos como el Muro de Berlín, la guerra de Vietnam o la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos.
Desde la construcción del muro de Berlín hasta su derrumbe, son muchas las historias que la novela refleja, recreando huidas, detenciones y muerte, o la inquina con la que algunos mandos rusos de la policía secreta, la Stasi, intentaban anular el pensamiento de los alemanes que habían quedado atrapados en la denominada zona oriental. Los miembros de la familia Franck son quienes representarán a una generación que sufrió las consecuencias de los desacuerdos entre americanos y rusos, entre dos presidentes, Kennedy y Jurshchov, que se empeñaron en tensar las relaciones.
Alguno de los episodios reflejan con tinte dramático cómo estuvimos a punto de entrar en una tercera guerra mundial; aunque esta hubiese sido breve al desarrollarse bajo la amenaza de una guerra nuclear. La disputa que protagonizan varios personajes nos recuerda más a una pandilla de descerebrados y bravucones que se empeñaron en demostrar quien meaba más lejos, pero que afortunadamente se quedó tan solo en un momento de alta tensión que tuvo sus consecuencias para el futuro. El relato, donde también conoceremos la implicación cubana, transmite la tensión que se vivió en la crisis de los misiles, en bahía Cochinos.
En Estados Unidos es la segregación racial y las continuas muestras de desobediencia lo que más cobra protagonismo en esta novela. Una baza política que los candidatos a la presidencia jugaron con el ánimo de ganar unos cuantos votos, una jugada para la que necesitaron incluir en sus filas a destacados negros. Una lucha entre republicanos y demócratas que hoy en día sigue sorprendiendo por ser exactamente lo contrario de lo que pensamos. La lucha por los derechos civiles y su máximo representante, Martin Luther King, es quizás uno de los argumentos más interesantes de la novela.
La política es el nexo que une y relaciona a todos los países marcando la agenda de los presidentes, a quienes no les falta en este fin de siglo conflictos con los que entretenerse: tanto internos, como el caso Watergate que implicó al presidente Nixon en los Estados Unidos o el desmoronamiento del comunismo en la Unión Soviética; como externos, la guerra de Vietnam o las consecuencias de la Primavera de Praga.
La juventud de los personajes principales muestran la implicación de la lucha continua por sus ideales, sabiendo aprovechar los huecos que les deja la política para introducirse dentro de las instituciones; una manera eficiente del autor para mostrarnos de cerca que se cocina en la Casa Blanca o en el Kremlin, en la CIA o en la KGB; junto a Lyndon Johnson, Brézhnev, Nixon, Gorbachov o Kennedy. Una generación sin fronteras que hace de la música su política, que disfrute del amor libre y que no se deja engañar por los medios de comunicación, el canal perfecto para la manipulación.
Una novela con muchos episodios apasionantes que se conectan entre sí aun perteneciendo estos a países diferentes, las decisiones de uno afectan a todos por igual y sus consecuencias son extrapolables: bienvenidos a la globalización.
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Desde la construcción del muro de Berlín hasta su derrumbe, son muchas las historias que la novela refleja, recreando huidas, detenciones y muerte, o la inquina con la que algunos mandos rusos de la policía secreta, la Stasi, intentaban anular el pensamiento de los alemanes que habían quedado atrapados en la denominada zona oriental. Los miembros de la familia Franck son quienes representarán a una generación que sufrió las consecuencias de los desacuerdos entre americanos y rusos, entre dos presidentes, Kennedy y Jurshchov, que se empeñaron en tensar las relaciones.
Alguno de los episodios reflejan con tinte dramático cómo estuvimos a punto de entrar en una tercera guerra mundial; aunque esta hubiese sido breve al desarrollarse bajo la amenaza de una guerra nuclear. La disputa que protagonizan varios personajes nos recuerda más a una pandilla de descerebrados y bravucones que se empeñaron en demostrar quien meaba más lejos, pero que afortunadamente se quedó tan solo en un momento de alta tensión que tuvo sus consecuencias para el futuro. El relato, donde también conoceremos la implicación cubana, transmite la tensión que se vivió en la crisis de los misiles, en bahía Cochinos.
En Estados Unidos es la segregación racial y las continuas muestras de desobediencia lo que más cobra protagonismo en esta novela. Una baza política que los candidatos a la presidencia jugaron con el ánimo de ganar unos cuantos votos, una jugada para la que necesitaron incluir en sus filas a destacados negros. Una lucha entre republicanos y demócratas que hoy en día sigue sorprendiendo por ser exactamente lo contrario de lo que pensamos. La lucha por los derechos civiles y su máximo representante, Martin Luther King, es quizás uno de los argumentos más interesantes de la novela.
La política es el nexo que une y relaciona a todos los países marcando la agenda de los presidentes, a quienes no les falta en este fin de siglo conflictos con los que entretenerse: tanto internos, como el caso Watergate que implicó al presidente Nixon en los Estados Unidos o el desmoronamiento del comunismo en la Unión Soviética; como externos, la guerra de Vietnam o las consecuencias de la Primavera de Praga.
La juventud de los personajes principales muestran la implicación de la lucha continua por sus ideales, sabiendo aprovechar los huecos que les deja la política para introducirse dentro de las instituciones; una manera eficiente del autor para mostrarnos de cerca que se cocina en la Casa Blanca o en el Kremlin, en la CIA o en la KGB; junto a Lyndon Johnson, Brézhnev, Nixon, Gorbachov o Kennedy. Una generación sin fronteras que hace de la música su política, que disfrute del amor libre y que no se deja engañar por los medios de comunicación, el canal perfecto para la manipulación.
Una novela con muchos episodios apasionantes que se conectan entre sí aun perteneciendo estos a países diferentes, las decisiones de uno afectan a todos por igual y sus consecuencias son extrapolables: bienvenidos a la globalización.
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La trilogía The Century es un gran repaso a la historia del siglo XX. Y Ken Follett lo completa con su estupenda narrativa.
ResponderEliminarUn abrazo