Sinopsis
Pocos días después de haber llegado a Oxford, un joven estudiante argentino encuentra el cadáver de una anciana que ha sido asfixiada con un almohadón. El asesinato resulta ser un desafío intelectual lanzado a uno de los lógicos más eminentes del siglo, Arthur Seldom, y el primero de una serie de crímenes. Mientras la policía investiga a una sucesión de sospechosos, maestro y discípulo llevan adelante su propia investigación, amenazados por las derivaciones cada vez mas arriesgadas de sus conjeturas.
Los crímenes de Oxford, que conjuga los sombríos hospitales ingleses con los juegos de lenguaje de Wittgenstein, el teorema de Godel con los arrebatos de la pasión y a las sectas antiguas de matemáticos con el arte de los viejos magos, es una novela policíaca de trama aparentemente clásica que, en el sorprendente desenlace, se revela como un magistral acto de prestidigitación.
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Martin, estudiante de Matemáticas en la Universidad de Buenos Aires, viaja a Oxford aprovechando una beca para perfeccionar una de las materias, Lógica, una tarea que no podrá acometer a tiempo completo pues al día siguiente de instalarse en la casa que será su residencia se encuentra con el cadáver de su anfitriona, Mrs. Eagleton. Lo que podría haber sido un suceso sin más se complica con la aparición de un mensaje que pone en alerta a la policía y a otro matemático de renombre, Arthur Seldom, con quien emprenderá una investigación paralela a la oficial al existir indicios de que no ha sido una muerte natural.
Tras el primer mensaje, con apenas información y escasas pistas, aparece otro al mismo tiempo que lo hace un segundo cadáver, lo que supone una declaración de intenciones del que empieza a considerarse un asesino en serie. El juego ha comenzado y el contrincante elegido es el viejo profesor Arthur Seldom, que basará sus sospechas en fundamentos matemáticos, de los más simples a los más complejos, y que le indicará el camino a seguir a Martin, quien se convertirá en un alumno que se dejará llevar por uno de sus referentes matemáticos, al tiempo que cumple con su cometido en el campus universitario.
Martin, narrador principal de todo cuanto acontece, también nos va desgranando los personajes que va conociendo en sus primeros días en Oxford y su nueva afición al tenis, deporte que le entusiasma desde que comparte cancha con Lorna, una joven que trabaja en el hospital y qué, además del romance que disfrutan, será primordial para que sepa analizar algunas claves del caso y pueda afrontar con garantías los diferentes obstáculos que le está planteando el profesor.
De las primeras averiguaciones extraen una clara conclusión: todos los crímenes podrían pasar por muertes naturales o meros accidentes, descripción que corresponde al título que tuvo la novela en origen, "crímenes imperceptibles", antes de ser llevada a la gran pantalla por el siempre genial Álex de la Iglesia y que contó con la colaboración de dos actores de moda: Elijah Wood, Frodo en El Señor de los Anillos; y John Hurt, Garrick Ollivander en la saga de Harry Potter.
Las hipótesis se suceden y, como profesionales acostumbrados en su campo, examinan todos los datos por separado, despejan las primeras incógnitas y dejan un resquicio al azar pues son conscientes de que les falta algo; un detalle que han pasado por alto y sin el que no podrán resolver el enigma que les ha planteado el asesino. Mientras tanto, todo se acelera y asistimos a un desenlace a ritmo de thriller que incluye un inesperado giro final.
Una novela que nos atrapa con sus detectives casuales, sus asesinos circunstanciales y por unos personajes que cumplen su labor de despistar y sirven como elementos que hay que sacar de la ecuación. Una novela que une la práctica policial dentro de un enunciado matemático y el misterio de los iniciados con las trampas de los maestros. Una trama que aúna asesinatos que no lo son; símbolos que se ofrecen como una pista para dar un golpe de efecto y propician que sigamos jugando a los acertijos con la ayuda de la hermandad de los pitagóricos.
Un relato para familiarizarnos con la pareja formada por Martin y Arthur Seldom, antes de repetir experiencia con su protagonismo en el nuevo caso propuesto por el autor, "Los crímenes de Alicia"; donde volveremos a comprobar si se cumple un axioma: "la magia no existe".
Tras el primer mensaje, con apenas información y escasas pistas, aparece otro al mismo tiempo que lo hace un segundo cadáver, lo que supone una declaración de intenciones del que empieza a considerarse un asesino en serie. El juego ha comenzado y el contrincante elegido es el viejo profesor Arthur Seldom, que basará sus sospechas en fundamentos matemáticos, de los más simples a los más complejos, y que le indicará el camino a seguir a Martin, quien se convertirá en un alumno que se dejará llevar por uno de sus referentes matemáticos, al tiempo que cumple con su cometido en el campus universitario.
Martin, narrador principal de todo cuanto acontece, también nos va desgranando los personajes que va conociendo en sus primeros días en Oxford y su nueva afición al tenis, deporte que le entusiasma desde que comparte cancha con Lorna, una joven que trabaja en el hospital y qué, además del romance que disfrutan, será primordial para que sepa analizar algunas claves del caso y pueda afrontar con garantías los diferentes obstáculos que le está planteando el profesor.
De las primeras averiguaciones extraen una clara conclusión: todos los crímenes podrían pasar por muertes naturales o meros accidentes, descripción que corresponde al título que tuvo la novela en origen, "crímenes imperceptibles", antes de ser llevada a la gran pantalla por el siempre genial Álex de la Iglesia y que contó con la colaboración de dos actores de moda: Elijah Wood, Frodo en El Señor de los Anillos; y John Hurt, Garrick Ollivander en la saga de Harry Potter.
Las hipótesis se suceden y, como profesionales acostumbrados en su campo, examinan todos los datos por separado, despejan las primeras incógnitas y dejan un resquicio al azar pues son conscientes de que les falta algo; un detalle que han pasado por alto y sin el que no podrán resolver el enigma que les ha planteado el asesino. Mientras tanto, todo se acelera y asistimos a un desenlace a ritmo de thriller que incluye un inesperado giro final.
Una novela que nos atrapa con sus detectives casuales, sus asesinos circunstanciales y por unos personajes que cumplen su labor de despistar y sirven como elementos que hay que sacar de la ecuación. Una novela que une la práctica policial dentro de un enunciado matemático y el misterio de los iniciados con las trampas de los maestros. Una trama que aúna asesinatos que no lo son; símbolos que se ofrecen como una pista para dar un golpe de efecto y propician que sigamos jugando a los acertijos con la ayuda de la hermandad de los pitagóricos.
Un relato para familiarizarnos con la pareja formada por Martin y Arthur Seldom, antes de repetir experiencia con su protagonismo en el nuevo caso propuesto por el autor, "Los crímenes de Alicia"; donde volveremos a comprobar si se cumple un axioma: "la magia no existe".
hola! hemos leido el libro y visto la pelicula o viceversa, no recuerdo bien, pero me encanto, gracias por tu entrada, saludosbuhos!!
ResponderEliminarLleva tiempo entre mis pendientes este libro. A ver cuándo me animo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Pues me voy a animar con esta pareja, Martin y Arthur Seldom, para luego leer el Nadal. Un abrazo
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