Sinopsis
Gregoria Salazar, gitana e indiana, es la capitana de un barco pirata. Tanto el rey Carlos III como el papa han puesto precio a su cabeza. A bordo de su navío, en el Caribe, se dispone a narrar sus memorias a su nieta, quien está a punto de casarse con un virrey.
Desde la intimidad del cuaderno de bitácora, y con el tono cómplice de una conversación entre mujeres, Gregoria revelará uno a uno todos los secretos de su vida: su origen gitano en Cádiz, su educación en los colegios para damas que durante la Ilustración surgieron en la Ciudad de México, la vida en las plantaciones de caña y tabaco de la Nueva España, la incansable búsqueda de su gran amor y la lucha contra la esclavitud.
Con un estilo único, Manuel Pinomontano revela secretos, conspiraciones, travesías, amores imposibles y crímenes en una novela sobre una heroína épica a la que solo gobernaba su implacable búsqueda de la libertad.
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Las memorias que Gregoria Salazar escribe para su nieta atrapan por la sencillez de sus palabras, por no morderse la lengua cuando describe las penurias que vivió en su infancia y por el sentimiento con el que nos habla de su tierra. Cádiz es la ciudad de sus recuerdos, donde se acostumbró a ver pelear a su madre con la vida y de la que heredó su valentía; donde descubrió el amor de Sebastián y el motivo por el que la abandonó para salir en su busca hasta Nueva España.
Un primer capítulo es suficiente para que el autor haya puesto las cartas sobre la mesa y decidamos continuar conociendo la aventura de Gregoria, una mujer que sorprende con su narración y por la que pronto nos sentimos atraídos. El uso que hace del lenguaje y la naturalidad con la que relata los detalles nos empuja a acompañarla en un largo y emocionante viaje.
Engañados por un familiar, que les había hecho tomar un barco con la falsa esperanza de ir al encuentro de Sebastián, Gregoria y el hijo que la acompaña se enfrentan a una serie de desafortunados incidentes en un país desconocido que marcarán el desarrollo de la trama. La suerte, que siempre se empecina en estar de su lado, propicia uno de los muchos giros favorables que toma la novela y nos regala unos momentos épicos que nos contagian su entusiasmo.
Gregoria Salazar se reinventa ante las adversidades y parece no haber nada que la frene en su aventura, en su búsqueda y en cada una de las empresas en las que participa. Su estancia en un convento, donde aprende a leer y a escribir, es el lugar donde tendrá que afrontar sus peores batallas; las del mar tendrán emoción y sangre pero les faltará la bravura que tienen las mujeres encerradas.
Su tío, José Candelario, es el personaje de la novela ideal para que descarguemos toda nuestra ira, él es el motivo principal por el que Gregoria termina haciéndose a la mar, alejándose de todos y con la firme determinación de no volver a confiar en ningún hombre. Los episodios de malos tratos contra ella o su perra Leona forman parte de un relato estremecedor en el que el autor ha sabido meterse en la piel de la protagonista.
La trama final coincide con los hechos históricos que narran la actuación de los jesuitas en favor de los más desfavorecidos y una misión que les llevará camino a Roma. Después de estos episodios, que desembocan en la expulsión de los jesuitas decretada por Carlos III, Gregoria emprende su labor liberando esclavos, impartiendo justicia y expiando sus pecados en busca de su propia libertad. Una reflexión sobre la esclavitud que convierte el manuscrito que escribe para su nieta en toda una declaración de intenciones.
Llama la atención la portada, donde una mujer morena dice ser una gitana rubia; he ahí el secreto que se esconde en la Tritona, el barco que le llevará a ciudades con nombre de mujer como Cádiz, Veracruz o Manila, y que el lector querrá descubrir dejándose llevar por un relato de aventuras que transcurre en la segunda mitad del siglo XVIII.
Un primer capítulo es suficiente para que el autor haya puesto las cartas sobre la mesa y decidamos continuar conociendo la aventura de Gregoria, una mujer que sorprende con su narración y por la que pronto nos sentimos atraídos. El uso que hace del lenguaje y la naturalidad con la que relata los detalles nos empuja a acompañarla en un largo y emocionante viaje.
Engañados por un familiar, que les había hecho tomar un barco con la falsa esperanza de ir al encuentro de Sebastián, Gregoria y el hijo que la acompaña se enfrentan a una serie de desafortunados incidentes en un país desconocido que marcarán el desarrollo de la trama. La suerte, que siempre se empecina en estar de su lado, propicia uno de los muchos giros favorables que toma la novela y nos regala unos momentos épicos que nos contagian su entusiasmo.
Gregoria Salazar se reinventa ante las adversidades y parece no haber nada que la frene en su aventura, en su búsqueda y en cada una de las empresas en las que participa. Su estancia en un convento, donde aprende a leer y a escribir, es el lugar donde tendrá que afrontar sus peores batallas; las del mar tendrán emoción y sangre pero les faltará la bravura que tienen las mujeres encerradas.
Su tío, José Candelario, es el personaje de la novela ideal para que descarguemos toda nuestra ira, él es el motivo principal por el que Gregoria termina haciéndose a la mar, alejándose de todos y con la firme determinación de no volver a confiar en ningún hombre. Los episodios de malos tratos contra ella o su perra Leona forman parte de un relato estremecedor en el que el autor ha sabido meterse en la piel de la protagonista.
La trama final coincide con los hechos históricos que narran la actuación de los jesuitas en favor de los más desfavorecidos y una misión que les llevará camino a Roma. Después de estos episodios, que desembocan en la expulsión de los jesuitas decretada por Carlos III, Gregoria emprende su labor liberando esclavos, impartiendo justicia y expiando sus pecados en busca de su propia libertad. Una reflexión sobre la esclavitud que convierte el manuscrito que escribe para su nieta en toda una declaración de intenciones.
Llama la atención la portada, donde una mujer morena dice ser una gitana rubia; he ahí el secreto que se esconde en la Tritona, el barco que le llevará a ciudades con nombre de mujer como Cádiz, Veracruz o Manila, y que el lector querrá descubrir dejándose llevar por un relato de aventuras que transcurre en la segunda mitad del siglo XVIII.
No pinta mal. Podría animarme si se cruza en mi camino.
ResponderEliminarBesotes!!!
Pues la verdad es que parece una historia muy interesante, me quedo con las ganas de descubrir la memoria de Gregoria. Un abrazo
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