Sinopsis
En un periodo de evidente conmoción interna, con una epidemia de peste imparable, un crack económico por falta de plata, con las fronteras del norte y del sur del Imperio acosadas por bárbaros que quieren vivir como romanos y por la aparición de grupos antisistemas de la época como los cristianos, Marco Aurelio se esfuerza en mantener en pie un imperio que se tambalea. Para prevenir lo que ya es una evidencia, Cara Pescao y sus socios hispalenses y gaditanos, arman un barco en Gades para ir por la costa atlántica africana en busca del oro de los negros. El Imperio empezaba a vivir el principio de su fin. Sus dioses habían muerto o estaban a punto de fenecer, o los habían abandonado.
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En el final de la segunda entrega de la trilogía de los emperadores béticos, "Las caravanas de Hadriano", asistimos a los preparativos de un viaje hacia un terreno tan extenso como desconocido por el Imperio romano, siempre con ansias de ampliar un mundo que ya había dado grandes muestras de no poder controlar; y en esta ocasión no iba a ser menos, pues al nuevo emperador, Marco Aurelio, también le saldrán competidores, traidores y quienes se atreverán a conspirar en su contra.
Desde el inicio de la novela he ido encadenando historias, da lo mismo que estés con el emperador Marco Aurelio en la defensa del Danubio contra los marcomanos, en Itálica afrontando la peste que se ha extendido desde Oriente, o recorriendo África desde la costa, incluyendo lo que hoy denominamos las Islas Canarias, para intercambiar sal por el oro que Hadriano decía poseían los negros; en todas ellas he encontrado varios relatos que, unidos, me han proporcionado una visión clara del periodo, así como una serie de paralelismos con nuestra historia más reciente.
"Para que todo cambiara lo suficiente para seguir siendo lo mismo. Hasta hoy".
La gran subasta de los bienes del emperador Marco Aurelio, realizada por él mismo, para sufragar los gastos militares de la campaña en el Danubio contra los bárbaros, nos ofrece la gran división que existía entre el poder y el resto, aquellos que habían sido arrastrados a la fuerza a formar parte de un Imperio del que dependían para todo; salvo que, como les ocurre a los protagonistas de esta ficción histórica, se dejasen seducir por alguna de las múltiples aventuras que se recrean aquí, como las que viven los personajes salidos del barrio de la Subura, el más pobre de Roma, cuando funden su destino con el de la guerra.
Así llegamos a la que podríamos decir es la trama principal: la búsqueda del oro de los negros nos hace participar en una gran expedición que se inicia con una ruta por mar que se convierte en una odisea cuando tienen que sobrevivir a una ola gigantesca y devastadora; primera de las señales que interpretan del olvido de los dioses y a la que se irán sumando otras desgracias, como una epidemia de peste. En tierra tampoco les irá mejor pues tendrán que hacer frente a una serie de traiciones mientras intentan establecer una ruta comercial.
El fin del mundo ante el que creen encontrarse y el empuje del cristianismo es otro de los argumentos con los que se trata de hacer visible este periodo. Unos episodios en los que comprobamos como todos buscan posicionarse ante un futuro incierto aunque para ello tengan que hacer lo contrario a lo que proclaman. Otro de los alicientes que nos deja este cierre de trilogía son las frases en boca de Marco Aurelio, extraídas de su diario "Meditaciones".
“... nadie pierde otra vida que esta que vive, y no vive otra que la que pierde”.
Una novela cuyos puntos de interés tienen como origen la Andalucía del Imperio romano. Desde ahí viajamos a diferentes escenarios donde podemos comprobar de qué manera se fragua la corrupción en el seno del ejército o en la política, y las estrategias que unos y otros llevan a cabo.
Diversos relatos que confluyen en un final trepidante en el que los personajes toman posiciones para la nueva era marcada por el cristianismo y que requiere de una lectura pausada para no perderse ningún detalle.
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