Sinopsis
Durante una fiesta en una tranquila casa de las afueras de Oxford, una niña desaparece misteriosamente. Ninguno de los vecinos ha visto qué ha ocurrido con Daisy, o, al menos, así lo afirman.
El inspector Adam Fawley trata de no llegar a conclusiones precipitadas, pero sabe que nueve de cada diez veces, el culpable es alguien a quien la víctima conocía. Lo que significa que alguien miente. Y que la carrera contrarreloj para encontrar a Daisy ha comenzado.
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Pues ya tenemos un nuevo personaje al que seguirle la pista, se trata de Adam Fawley, inspector protagonista de esta novela. De momento poco podemos decir de su historia pues la autora no ha perfilado demasiado su personaje ni el de sus compañeros, apenas conoceremos unas pinceladas de sus vidas a la espera de conocer más detalles en las próximas entregas, El caso que nos ocupa se centra en la investigación de la desaparición de Daily Mason, una niña de ocho años que celebraba una fiesta de disfraces en el jardín de su casa.
La reconstrucción de los hechos y el lugar donde han transcurrido muestran un lugar idóneo para que cualquiera pudiera pasar desapercibido. Las primeras entrevistas nos dan a conocer a la madre, a quien no parece afectarle en absoluto la desaparición de su hija; desde el primer contacto que he tenido con ella ha entrado a formar parte de la lista de sospechosos. Una persona no puede mostrarse tan fría en ese momento y, por supuesto, su máxima preocupación no serían sus uñas, su aspecto frente al espejo o la arruga del vestido; siempre que aparece en escena se comporta igual, nos queda la duda de si es así por naturaleza o es su forma de esquivar el dolor; tengo claro que oculta algo.
Cuando se inspecciona el entorno y el dormitorio de la niña ya no estoy tan seguro, hay un elemento que me hace dudar y en el que pongo mi foco de atención; una posibilidad a la que se irán uniendo otras muchas. Si algo tiene este thriller son los relatos que se suceden y que, en una lectura paralela a la investigación policial, se compone de tintes de novela negra; también es verdad que mi imaginación ha fabricado teorías sin parar a lo largo de la lectura y que los personajes ayudan bastante a ser firmes candidatos de la desaparición e incluso de un posible asesinato.
La reproducción de las conversaciones de las entrevistas a los testigos nos acerca a la labor policial y nos permite jugar a creernos detectives, al encuentro de esa pista que a otros les pasaría inadvertida. Un ejercicio de deducciones que resulta la mar de entretenido, tanto, que nos lleva a devorar los capítulos para conocer cuanto antes el desenlace. Nada que nos distraiga de la búsqueda de Daily Mason.
También está muy presente la tecnología, bien como elemento de investigación por las cámaras digitales de los teléfonos móviles; o por el uso de las redes sociales, un instrumento de desinformación donde la gente escribe sin pensar, arremete contra todo y juzga sin conocimiento. La reproducción de algunos textos bien podrían estar sacados de la vida real, de cualquier caso donde desaparecen jóvenes o existe maltrato. Un recurso arriesgado con el que la autora logra enviar un mensaje que sirve para reflexionar.
Una familia, los Mason, sometida a un juicio mediático a través de las redes sociales, principalmente de twitter, donde su vida es aireada y diseccionada, hasta el punto de sufrir el acoso de quienes intentarán tomarse la justicia por su mano. Los padres, que se inculpan mutuamente durante el juicio, sacan a la luz sus secretos sin importarles el daño que puedan ocasionar. Cuando todo parece estar solucionado la trama da un giro y tendremos que asumir unas cuantas sorpresas más antes de comprobar si nuestra intuición iba por buen camino.
Lectura sencilla a la que puede faltarle algo de emoción pero que cierra con un final diferente a lo habitual; habrá que ver como evolucionan tanto el inspector como la autora.
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La reconstrucción de los hechos y el lugar donde han transcurrido muestran un lugar idóneo para que cualquiera pudiera pasar desapercibido. Las primeras entrevistas nos dan a conocer a la madre, a quien no parece afectarle en absoluto la desaparición de su hija; desde el primer contacto que he tenido con ella ha entrado a formar parte de la lista de sospechosos. Una persona no puede mostrarse tan fría en ese momento y, por supuesto, su máxima preocupación no serían sus uñas, su aspecto frente al espejo o la arruga del vestido; siempre que aparece en escena se comporta igual, nos queda la duda de si es así por naturaleza o es su forma de esquivar el dolor; tengo claro que oculta algo.
Cuando se inspecciona el entorno y el dormitorio de la niña ya no estoy tan seguro, hay un elemento que me hace dudar y en el que pongo mi foco de atención; una posibilidad a la que se irán uniendo otras muchas. Si algo tiene este thriller son los relatos que se suceden y que, en una lectura paralela a la investigación policial, se compone de tintes de novela negra; también es verdad que mi imaginación ha fabricado teorías sin parar a lo largo de la lectura y que los personajes ayudan bastante a ser firmes candidatos de la desaparición e incluso de un posible asesinato.
La reproducción de las conversaciones de las entrevistas a los testigos nos acerca a la labor policial y nos permite jugar a creernos detectives, al encuentro de esa pista que a otros les pasaría inadvertida. Un ejercicio de deducciones que resulta la mar de entretenido, tanto, que nos lleva a devorar los capítulos para conocer cuanto antes el desenlace. Nada que nos distraiga de la búsqueda de Daily Mason.
También está muy presente la tecnología, bien como elemento de investigación por las cámaras digitales de los teléfonos móviles; o por el uso de las redes sociales, un instrumento de desinformación donde la gente escribe sin pensar, arremete contra todo y juzga sin conocimiento. La reproducción de algunos textos bien podrían estar sacados de la vida real, de cualquier caso donde desaparecen jóvenes o existe maltrato. Un recurso arriesgado con el que la autora logra enviar un mensaje que sirve para reflexionar.
Una familia, los Mason, sometida a un juicio mediático a través de las redes sociales, principalmente de twitter, donde su vida es aireada y diseccionada, hasta el punto de sufrir el acoso de quienes intentarán tomarse la justicia por su mano. Los padres, que se inculpan mutuamente durante el juicio, sacan a la luz sus secretos sin importarles el daño que puedan ocasionar. Cuando todo parece estar solucionado la trama da un giro y tendremos que asumir unas cuantas sorpresas más antes de comprobar si nuestra intuición iba por buen camino.
Lectura sencilla a la que puede faltarle algo de emoción pero que cierra con un final diferente a lo habitual; habrá que ver como evolucionan tanto el inspector como la autora.
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Lectura conjunta Libros que hay que leer - Laky
Un libro adictivo y sorprendente
ResponderEliminarGracias por participar en la lectura conjunta
Pues no pinta mal. No me importaría leerlo si se cruza en mi camino.
ResponderEliminarBesotes!!!
Muy absorbente desde el inicio. Lo hemos pasado bien.
ResponderEliminarun beso 😉