Sinopsis
Una historia sobre narcotráfico y corrupción en el Campo de Gibraltar en la que cualquier parecido con la realidad..., ¿es pura coincidencia?
Moroloco es el mayor traficante de hachís del continente europeo. Sus tentáculos alcanzan los rincones más recónditos del hampa, la economía y el poder. Gabriel Zabalza, comisario de la Policía Nacional en Algeciras, quiere detenerlo a toda costa. Un día el narco recibe una propuesta inesperada por parte de los servicios secretos marroquíes...
Una novela policíaca narrada por un policía. Luis Esteban, hasta hace poco comisario de la Policía Nacional en Algeciras, se inspira en la realidad para crear una historia de ficción que nos sumerge en los entresijos del narcotráfico, la corrupción y el espionaje en Campo de Gibraltar.
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La delgada línea del Estrecho
Luis Escobar, comisario de la Policía nacional, escritor y gran conocedor del tema que abarca esta novela, narcotráfico y yihadismo, nos advierte de que cualquier parecido con la realidad es pura casualidad, que esta trama es de ficción aunque, eso sí, algunos personajes y la similitud de algunos episodios puedan hacer que se sientan identificados. Por lo que al adentrarte en sus páginas y meterte de lleno en cuanto aquí acontece te da por pensar que todo esto es real; que ahí fuera existe alguien de estas características, alguien que de la ilegalidad ha hecho su ley. Y nunca mejor dicho, pues como iréis viendo, al inmenso negocio del protagonista hay que sumarle un grandísimo entramado de corrupción a todos los niveles. Tantos que os asustará contemplar como la madeja va creciendo y como, donde antes cohabitaban algunos miembros aislados de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, ahora se van sumando políticos bien por necesidades económicas propias o por falsos intereses patrióticos.
La trama se hace apetecible por la información que nos da a conocer todo el proceso del tráfico de hachís desde Marruecos hasta las costas españolas de Cádiz con todo lujo de detalles, a bordo de gomas, nombre que dan a las lanchas neumáticas, y formando parte de un operativo que parece de película y que solo está al alcance de quienes manejan dinero, mucho dinero. Narcos que no les importa perder el valor de una embarcación, que se les incaute la droga o que algún ignorante les robe; saben que en el próximo envío lo van a recuperar, con creces, y que a aquellos que fueron tan valientes se les van a quitar las ganas de repetir su atrevimiento.
Rachid Absalam, Moroloco, el narco más poderoso de los Campos de Gibraltar nos describe como es para la gran mayoría la vida en Algeciras y el porqué de que la única salida para subsistir tenga relación con el mundo de las drogas, principalmente con el hachís aunque otras drogas como la cocaína van encontrando su hueco en el contrabando del Estrecho. Un negocio del que todo el mundo parece sacar tajada y sin el que la economía de la zona se desplomaría. Una narración con la que el lector se sentirá como un habitante anónimo más, viviendo en primera persona todos y cada uno de los diversos episodios que nos ofrece esta novela.
Gabriel Zabalza, comisario de la Policía Nacional, es el encargado de perseguir y poder imputar algún delito a Moroloco. Recién destinado a Algeciras por propia elección, quiere acabar con el tráfico de drogas, pero se encuentra con varios problemas añadidos con los que no contaba; asuntos políticos en el Estrecho de Gibraltar que le condicionarán su trabajo y pondrán freno a sus ambiciones profesionales.
Ambos protagonistas comparten la perdida de un hijo y la amistad que surge entre sus mujeres; circunstancias que va tiñendo la historia con una parte de misterio y otra de intriga a partes iguales, mientras que el thriller policíaco sigue su marcha y cada vez cobra más emoción con mayores persecuciones, encerronas y apuestas más arriesgadas. Con el foco de atención puesto en el ir y venir de cargamentos de droga, otros aprovechan para beneficiarse de la inmigración ilegal o sembrar el radicalismo islámico entre los musulmanes más jóvenes. Suficiente puntos de interés y de total actualidad con los que el lector difícilmente podrá mirar para otro lado.
El poder de la información como arma al servicio de gobiernos, policía, narcos, arrepentidos, confidentes o como medio de vida para un periodista de un medio digital que pone voz a los dos hilos conductores y de paso profundiza un poco más en el mundo del narcotráfico y sus mediocres justificaciones, como con el de la la labor de la policía que en muchas ocasiones se ve con las manos atadas, sobre todo, cuando las órdenes llegan de arriba. Un análisis que sirve para comprender, en parte, las claves y los intereses de un conflicto que no tiene pinta de terminar y al que se le suma un componente más, el yihadismo.
Como avanzaba al principio, narcotráfico y yihadismo, ilegalidad y ley, conceptos ambiguos que no pensaríamos que podrían ir unidos y que sin embargo lo están más de lo que parece; el bien y el mal unidos en beneficio de todos, y al mismo tiempo en su contra.
Una trama bien enfocada y totalmente creíble. El uso de argot, jerga o germanía, según procede el ambiente que trata la narración, resulta asequible y adecuado para meterse de lleno. Los dos puntos de vista de la historia, el de la policía y el del narcotraficante, hacen que aumente la intriga hasta el desenlace, sin que el lector se decante por ninguno de los dos protagonistas.
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Muy real por desgracia. NO me importaría leer este libro si se cruza en mi camino.
ResponderEliminarBesotes!!!
Buenos días,
ResponderEliminarla había descartado, más que nada por el tema, el narcotráfico no me llama mucho la atención pero tu reseña sí lo ha hecho y me lo voy a pensar.
Un beso
No lo conocía, pero me has picado la curiosidad, si lo veo en la biblioteca, me lo llevaré a casa. Besos.
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