Sinopsis
Estas memorias de Pedro Voltes (Reus, 1926- Barcelona, 2009) escritas pocos años antes de su fallecimiento, constituyen un relato minucioso de su trayectoria vital en el que vuelca su gran sentido de observación y su capacidad de reflejar un ambiente y unas costumbres que hoy parecen muy lejanas. Aunque centradas principalmente en Reus y en Barcelona, su ámbito no se limita a ellas, sino que puede decirse que alcanza a toda la sociedad española.
Esta obra, que consta de tres partes, comenzará con la relativa a sus años de infancia, una infancia en la que ya destacaba su precocidad para percibir y juzgar la atmósfera que le rodeaba y los acontecimientos, a menudo traumáticos que le tocó vivir.
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Quince años de su infancia, a través de pequeños relatos, es el regalo que nos hace Pedro Voltes para que vivamos en primera persona lo que tuvo que digerir a su corta edad y a marchas forzadas; no había apenas tiempo para acostumbrarse a los cambios políticos, de credo y militares que cambiaron con habitual frecuencia en el periodo que abarca en esta primera entrega de sus memorias y que nos lleva desde el año de su nacimiento en 1926 hasta 1941. Una infancia que transcurre en diferentes localidades de Barcelona y que, como bien nos comenta en su argumento, es extrapolable a cualquier rincón de España; pues en todos, en mayor o menor medida, se vivieron situaciones parecidas a las que aquí son narradas.
Destaca desde el principio una narrativa que acerca al lector a hacerse su amigo, un compañero con el que disfrutar de juegos o poner la misma cara de asombro que los escasos años dibujan en el rostro la sorpresa de quien aprende constantemente. Y esto es así porque algunas de sus vivencias las hemos hecho nuestras en algún momento o hubo quien nos las contara. No por ello dejan de tener interés, ya sea por el recuerdo o porque el episodio que nos transmite resulta novedoso en la documentación final de nuestra historia.
La II República y su militancia anarco-sindicalista en la CNT-FAI, o los primeros años de la dictadura de Franco y su pertenencia al S.E.U. (Sindicato Español Universitario -de carácter falangista-), son una magnífica fuente de información de la que Pedro Voltes fue testigo presencial y activo, con el corazón dividido entre las dos españas que separaron a sus dos hermanos y a muchos familiares y amigos. Su testimonio, visto desde la inocencia de un niño que madura a golpes de realidad, sorprende por la tranquilidad con la que lo transmite; seguramente que este aspecto cambiará una vez acabada la infancia y den comienzo las memorias de la época de la juventud y de adulto. Uno de esos puntos de inflexión es sin duda el arresto que sufre con tan solo catorce años.
Las anécdotas y la cronología de los acontecimientos sociales y políticos endulzan, si cabe, la triste narración de los continuos cambios que se produjeron en España durante el periodo que nos ocupa; lo que contribuye a que estas memorias se conviertan en una crónica donde poder olvidar, aunque sea por un rato, aquel desastre. Porque si algo se puede encontrar en estas páginas es el sabor de lo auténtico, de los juegos de chapas, de los álbumes de cromos, de aquellas viejas películas de Greta Garbo y de Tarzán, del tranvía y de otros tantos recuerdos que devuelven imágenes olvidadas y nos transportan en el tiempo.
La historia familiar es, en su conjunto, una breve Historia de España en la que nuestros antepasados dejaron las zonas rurales adentrándose en la vorágine de las ciudades donde les esperaba un futuro incierto. De padre militar y madre maestra, Pedro Voltes se inclinó por las letras y devoró cuanto pudo durante aquella infancia; una afición que le dio sus frutos como periodista, catedrático de la universidad de Barcelona y un prolífico escritor con más de ochenta obras en las que predomina el género histórico.
Leer a Pedro Voltes, me ha supuesto encontrarme con recuerdos, algunos perdidos en mi memoria, y para descubrir una parte de la historia para la que siempre hay nuevas e instructivas lecturas.
Destaca desde el principio una narrativa que acerca al lector a hacerse su amigo, un compañero con el que disfrutar de juegos o poner la misma cara de asombro que los escasos años dibujan en el rostro la sorpresa de quien aprende constantemente. Y esto es así porque algunas de sus vivencias las hemos hecho nuestras en algún momento o hubo quien nos las contara. No por ello dejan de tener interés, ya sea por el recuerdo o porque el episodio que nos transmite resulta novedoso en la documentación final de nuestra historia.
La II República y su militancia anarco-sindicalista en la CNT-FAI, o los primeros años de la dictadura de Franco y su pertenencia al S.E.U. (Sindicato Español Universitario -de carácter falangista-), son una magnífica fuente de información de la que Pedro Voltes fue testigo presencial y activo, con el corazón dividido entre las dos españas que separaron a sus dos hermanos y a muchos familiares y amigos. Su testimonio, visto desde la inocencia de un niño que madura a golpes de realidad, sorprende por la tranquilidad con la que lo transmite; seguramente que este aspecto cambiará una vez acabada la infancia y den comienzo las memorias de la época de la juventud y de adulto. Uno de esos puntos de inflexión es sin duda el arresto que sufre con tan solo catorce años.
Las anécdotas y la cronología de los acontecimientos sociales y políticos endulzan, si cabe, la triste narración de los continuos cambios que se produjeron en España durante el periodo que nos ocupa; lo que contribuye a que estas memorias se conviertan en una crónica donde poder olvidar, aunque sea por un rato, aquel desastre. Porque si algo se puede encontrar en estas páginas es el sabor de lo auténtico, de los juegos de chapas, de los álbumes de cromos, de aquellas viejas películas de Greta Garbo y de Tarzán, del tranvía y de otros tantos recuerdos que devuelven imágenes olvidadas y nos transportan en el tiempo.
La historia familiar es, en su conjunto, una breve Historia de España en la que nuestros antepasados dejaron las zonas rurales adentrándose en la vorágine de las ciudades donde les esperaba un futuro incierto. De padre militar y madre maestra, Pedro Voltes se inclinó por las letras y devoró cuanto pudo durante aquella infancia; una afición que le dio sus frutos como periodista, catedrático de la universidad de Barcelona y un prolífico escritor con más de ochenta obras en las que predomina el género histórico.
Leer a Pedro Voltes, me ha supuesto encontrarme con recuerdos, algunos perdidos en mi memoria, y para descubrir una parte de la historia para la que siempre hay nuevas e instructivas lecturas.
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