Título: Memorias de un fantasma
Título Original: (Memorias de un fantasma, 2017)
Autor: Eloy M. Cebrián
Editorial: Algaida
Colección: Algaida Narrativa
Copyright:
© Eloy M. Cebrián, 2017
© Algaida Editores, 2017
Edición: 1ª Edición: Septiembre 2017
ISBN: 9788490678374
Tapa: Blanda
Etiquetas: novela, humor, aventuras, Edimburgo, fantasmas, sociología, religión, política, sexo, Poe, Opus Dei, Juventudes Socialistas, universidad, literatura española, ironía y sarcasmo, hipocresía, condición humana, misterio, mentiras, maldad, chantajes
Nº de páginas: 656
Argumento:
Luis Miguel Ortiz, un canalla sin escrúpulos que desde la niñez sólo vive para convertirse en un personaje retorcido y obsesionado con el sexo, aunque tardará muchos años en descubrirlo, un ser sin moral para ojos conservadores pero toda una experiencia en cuanto a la libertad de pensamiento, sin pelos en la lengua y sacándole punta a un lápiz cuando la ocasión lo requiere.
Sus recuerdos le persiguen y le acechan haciéndole dudar de su existencia, del fino hilo que separa la realidad de la ficción. A su rescate acude Ben el Ladillas, un fantasma que conoció en su primer viaje a Edimburgo y culpable de que su vida haya cambiado de rumbo; la propuesta que le hace será difícil de rechazar.
Una aventura continua, un relato que deja una sonrisa permanente.
Opinión:
El arranque de la novela no puede ser más prometedor con una serie de hechos que van trastocando la vida tranquila del profesor de Literatura Norteamericana Luis Miguel Ortiz. En pocas páginas somos testigos de como lo que ha conseguido con su propio esfuerzo se va desmoronando fácilmente, haciendo verdad aquel dicho que decía que si las cosas van mal, estate tranquilo porque pueden ir peor.
De esta manera, con un planteamiento sencillo en apariencia, dejamos que el protagonista nos narre toda suerte de aventuras desde antes de tener uso de razón; toda una existencia, dedicado a superar todo tipo de obstáculos, utilizando sus mejores armas entre las que destaca la mentira, la extorsión y no desperdiciar ninguna amistad por muy hipócrita que ésta le pudiese parecer.
Sus decisiones nos van contagiando la risa, e incluso los episodios más escabrosos y que en otro momento no dudaríamos en censurar nos llevan a compartir secretos inconfesables que, lejos de reprocharle, asumimos como esa parte de nuestra vida de la que no nos sentimos orgullosos. Aunque la espiral de acontecimientos en los que Luis se ve envuelto son dignos del mejor examen psicológico y sociológico.
En cada episodio de su extenso relato nos anuncia la existencia de un fantasma que conoció en Edimburgo, Ben el Ladillas, un ser presente en todos los momentos en los que algo se tuerce, un espejismo del que no duda y que se le aparece para recordarle que toda acción del pasado tiene su consecuencia en el futuro. Una agonía que se va incrementando según avanza el catastrófico punto de no retorno.
El autor nos contagia de esas sensaciones a sabiendas de que nos sentimos interesados por el personaje y que estamos participando con una sonrisa que muchas veces se convierte en carcajada; porque si algo tiene la narrativa de Eloy es que reúne ingredientes, en su justa medida, de ironía, cinismo, hipocresía y maldad, para hacer creíble su personaje principal; pues estoy convencido de que seres así pululan muy cerca de nosotros sin que nos demos cuenta.
Las alusiones a Edgar Allan Poe y en especial a su poema "El cuervo" son un homenaje a una forma de hacer literatura, donde el miedo se fundía con la investigación y lo sobrenatural con lo desconocido. Como el misterio que resulta ser Ben el Ladillas, a quien nos presenta después de muchos avisos para que no nos pille por sorpresa; una aparición que coincide con un ritmo trepidante en la novela y que contiene una buena dosis de humor.
Las aventuras como miembro del Opus, su militancia en las Juventudes Socialistas o sus años como alumno y profesor adjunto en la universidad nos dan las claves del canalla trepador en el que se convierte, un camino que ha ido preparando desde que era un niño. La relación de odio hacia su madre, de indiferencia con su padre o de atracción por su hermana, así como sus relaciones sexuales, a caballo entre la torpeza y la ignorancia, podrían pasar por anecdóticas si no fuera porque son parte de esa personalidad que se va construyendo, esa bomba de relojería que se carga continuamente, nunca explota, no decepciona y consigue llevar la vida de Luis hasta el borde del precipicio.
Eloy M. Cebrián rescata su novela "Los fantasmas de Edimburgo" para después de incluir las partes que le obligaron reducir en su día convertirla en una extraordinaria vivencia, llena de humor y de muchas críticas de las que pocos sectores se salvan; ni siquiera los fantasmas.
Un final de infarto para redondear una obra maestra, una lectura necesaria para gente sin complejos.
Leí una obra de este autor y quedé muy satisfecha con ella por lo que la tendré en cuenta, necesito risas.
ResponderEliminar