Sinopsis
Siglo XVII. Costa africana.
El capitán Henry Courtney parte a bordo de su barco, La Rama Dorada. A lo lejos, se distingue otra embarcación. Cuando es abordada, la tripulación debe defender la suerte del barco y sus propias vidas. Otro peligro mayor espera a Henry: la venganza de un enemigo insaciable. Por tierra y por mar, Courtney busca aquello que le han arrebatado, aquello que ama más que su vida.
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La guerra en el océano Índico entre los etíopes cristianos y los musulmanes había finalizado tiempo atrás, pero muchos de los contendientes de las múltiples batallas se agrupaban de nuevo. Unos al servicio de sus países, otros convertidos en piratas en busca de tesoros, abordajes o la venganza particular que cada uno de ellos albergaba cumplir. Después de tantos años quien no tenía una esperanza para vivir se la inventaba.
Todos los personajes que acuden a estas páginas tienen en común que nos van relatando su propia historia y, hasta que la trama no está avanzada, es fácil ir cambiando de favorito y vivir con cada uno de ellos toda suerte de aventuras, pasados repletos de desgracias que nos hacen ponernos de su lado. Y así, siguiendo las rutas comerciales establecidas en el siglo XVII por Inglaterra y los Países Bajos, sus enfrentamientos en alta mar, y un trasfondo histórico con la evangelización cristiana en África, nos adentramos en una narración de la que nos será muy complicado separarnos.
Pero si algo tiene esta novela son los distintos frentes por donde se ataja, las diferentes versiones de los hechos según el lado que le haya tocado vivir al héroe de turno. Por un lado Cochran, el conde de Cumbrae, rescatado de las aguas, con el cuerpo quemado por el incendio de su barco, con menos dedos en las manos de los que debería, sin un ojo y apodado el Buitre; un monstruo que jura venganza contra Henry Courtney, el otro implicado en esta lucha por llevarse el protagonismo. Cochran se convierte en el malvado de la novela y todos huirán de él, no sólo por su aspecto sino también por su brutalidad; alguna de las escenas están cargadas de una violencia gratuita pero imprescindible para perfilar su personaje.
El capitán Courtney, miembro de la Orden del León de Oro en recompensa de un joven emperador por los servicios a Etiopía, navega protegiendo unas reliquias y en espera del embarque de su prometida Judith, la general Nazet. Ambos dirigen la trama y sobre ellos se centra toda la acción; para no ser una novela de corte bélico es difícil encontrar un capítulo donde no se resuelva alguna escaramuza, siendo constante la sucesión de complots o estrategias que podemos presenciar, por lo que el ritmo está asegurado hasta el final sin lugar al aburrimiento.
El personaje de Judith está dibujado como el de la heroína perfecta, una mujer que llama la atención, querida por los suyos, respetada incluso por sus enemigos y además sabe luchar; no es la típica mujer que adorna al héroe sino que participa de forma activa en todo cuanto acontece. Su historia engancha y no me resultaría extraño que sus aventuras se vieran plasmadas en una novela ambientada en Etiopía, cuando se puso al mando de sus ejércitos en defensa del emperador.
El corte de aventuras en alta mar y la caracterización de los personajes serían una buena apuesta cinematográfica donde se darían cita un buen número de perdedores que se alían para acabar con nuestros protagonistas. La sed de venganza y el poder comercial en aguas africanas contribuyen a redondear una novela ya de por sí emocionante.
Todos los personajes que acuden a estas páginas tienen en común que nos van relatando su propia historia y, hasta que la trama no está avanzada, es fácil ir cambiando de favorito y vivir con cada uno de ellos toda suerte de aventuras, pasados repletos de desgracias que nos hacen ponernos de su lado. Y así, siguiendo las rutas comerciales establecidas en el siglo XVII por Inglaterra y los Países Bajos, sus enfrentamientos en alta mar, y un trasfondo histórico con la evangelización cristiana en África, nos adentramos en una narración de la que nos será muy complicado separarnos.
Pero si algo tiene esta novela son los distintos frentes por donde se ataja, las diferentes versiones de los hechos según el lado que le haya tocado vivir al héroe de turno. Por un lado Cochran, el conde de Cumbrae, rescatado de las aguas, con el cuerpo quemado por el incendio de su barco, con menos dedos en las manos de los que debería, sin un ojo y apodado el Buitre; un monstruo que jura venganza contra Henry Courtney, el otro implicado en esta lucha por llevarse el protagonismo. Cochran se convierte en el malvado de la novela y todos huirán de él, no sólo por su aspecto sino también por su brutalidad; alguna de las escenas están cargadas de una violencia gratuita pero imprescindible para perfilar su personaje.
El capitán Courtney, miembro de la Orden del León de Oro en recompensa de un joven emperador por los servicios a Etiopía, navega protegiendo unas reliquias y en espera del embarque de su prometida Judith, la general Nazet. Ambos dirigen la trama y sobre ellos se centra toda la acción; para no ser una novela de corte bélico es difícil encontrar un capítulo donde no se resuelva alguna escaramuza, siendo constante la sucesión de complots o estrategias que podemos presenciar, por lo que el ritmo está asegurado hasta el final sin lugar al aburrimiento.
El personaje de Judith está dibujado como el de la heroína perfecta, una mujer que llama la atención, querida por los suyos, respetada incluso por sus enemigos y además sabe luchar; no es la típica mujer que adorna al héroe sino que participa de forma activa en todo cuanto acontece. Su historia engancha y no me resultaría extraño que sus aventuras se vieran plasmadas en una novela ambientada en Etiopía, cuando se puso al mando de sus ejércitos en defensa del emperador.
El corte de aventuras en alta mar y la caracterización de los personajes serían una buena apuesta cinematográfica donde se darían cita un buen número de perdedores que se alían para acabar con nuestros protagonistas. La sed de venganza y el poder comercial en aguas africanas contribuyen a redondear una novela ya de por sí emocionante.
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Pues no tiene mala pinta. No me importaría leerla.
ResponderEliminarBesotes!!!
Buenas! Me alegro de que te haya gustado tanto como a mi. Una reseña muy bonita y super completa. Te sigo ya desde hoy y me llevo el enlace a mi propia entrada.
ResponderEliminarBesos y nos leemos!
Gracias por participar en la lectura conjunta. Me alegra que te haya gustado
ResponderEliminarMás o menos coincidimos en impresiones
Besos
Este no me ha llamado desde el principio y sigue sin hacerlo. Lo dejo pasar.
ResponderEliminarBesos