En el inicio del siglo XVIII, el joven Francisco Barranco llega a Madrid para trabajar en el taller de José de Flores, con el que aprenderá el oficio del hierro y los secretos de los cerrajeros reales, las únicas personas que guardaban las llaves de todas las puertas del Alcázar real. El muchacho pronto demuestra su extraordinaria habilidad y sus ganas de llegar al ser el mejor dentro del gremio, lo que le granjeará el total apoyo de su maestro y la terrible inquina de otro aprendiz.
Francisco entabla amistad con un actor de comedias que le abre las puertas del palacio de los Goyeneche, donde descubre el amor prohibido por la condesa de Valdeparaíso y se mete de cabeza en los oscuros politiqueos de la corte en una época convulsa en la que Isabel de Farnesio lucha por mantener su poder frente a su hijo, el futuro Fernando VI y su nuera Bárbara de Braganza. Sin saberlo, el cerrajero se convertirá en el centro de una intriga cortesana que busca descubrir una nueva manera de fundir el acero para convertir a España en una nueva potencia bélica.
María José Rubio se adentra por primera vez en la novela histórica con una fascinante trama en la que los personajes se mueven a sus anchas por las calles de la villa y corte y viven en primera persona el terrible incendio del antiguo Alcázar y la construcción del nuevo palacio real.
Premio Ciudad de Cartagena 2012 de Novela Histórica
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Ante una sinopsis así, es difícil no querer conocer los secretos que se encuentran detrás de tantas puertas, y más si las estancias a las que dan paso no son otras que las de las más importantes obras arquitectónicas del siglo XVIII, tanto por su belleza como por el contenido histórico que sus paredes, si pudiesen, nos contarían.
La magia de los libros me lleva de nuevo a una de esas casualidades que por sí solas hacen que viaje en el tiempo. La familia Barranco, protagonista de esta obra y artesanos que firman ornamentos de la ciudad de Madrid y su provincia, eran naturales de Morata de Tajuña, un pueblo cercano a la villa y corte donde tuve casa familiar. Una pena, para mí, que no se haya extendido más en este punto, pero me abre la búsqueda de nuevas lecturas y la trama que desarrolla la autora lo compensa con creces.
Francisco Barranco nace en plena Guerra de Sucesión y tras la muerte de su padre por defender al nuevo rey Felipe V, a manos de los austricistas, abandona su casa junto a su madre y viaja para comenzar una nueva vida. Así recaen en Nuevo Baztán, una nueva ciudad al este de Madrid que está en pleno crecimiento por el empeño de Juan de Goyeneche y José Benito de Churriguera: Miguel, el hijo de Goyeneche, es uno de los personajes destacados de esta novela. Gracias a su influencia comienza su andadura como aprendiz de cerrajero al servicio de José de Flores.
Aunque Francisco es el eje de esta historia, o más bien debería decir que es el testigo directo de una época en la que Madrid se transformaba con la construcción del Palacio Real, La Granja de San Ildefonso en Segovia ganaba en esplendor con sus jardines y fuentes, y el Palacio de Aranjuez deslumbraba por su originalidad.
Madrid era una ciudad que vivía para la corte y sin ella no se podía entender a sus gentes venidas de todos los rincones de España para trabajar en los distintos gremios y las fábricas de Goyeneche, un gran negocio al que los extranjeros tampoco pudieron resistirse y que también dejaron su huella e influencia; además de graves disputas que tuvieron que acabar con la intervención del ejército.
Pero es en esa corte donde tenemos la necesidad de entrar, conocer sus secretos, visitar sus salones, escuchar sus tertulias, averiguar las intrigas de Isabel de Farnesio, descubrir los pecados...
Las grandes obras y la falta de recursos en las arcas del rey, por las luchas europeas tras la Guerra de Sucesión, juegan un papel importante en los principios de este siglo XVIII, como también lo hacen el hierro y la búsqueda por manufacturar el mejor acero. A Francia e Inglaterra le interesa que sigamos dependiendo de su metalurgia y pondrán todo su empeño en sabotear nuestros avances. Que no tengamos material para la fabricación de cañones y barcos nos mostrará más reacios a entrar en guerra.
En esta parte de la trama participan varios de sus personajes, conocer su secreto y buscarlo en libros prohibidos de alquimia mantiene el interés del lector al hallarse en medio de cerrajeros, industriales y camareras reales. Un episodio en el que las relaciones afectivas entre sus personajes marcan el desarrollo de esta novela con enredos, conspiraciones y algún momento de tensión que aumenta el ritmo de lectura.
La condesa de Valdeparaíso comparte protagonismo con Francisco y es, por su relación con la portuguesa Bárbara de Braganza, esposa de Fernando VI, la que mejor nos acerca a las alianzas que están a punto de producirse en Europa, donde Francia, Portugal, Inglaterra y España se disputan buena parte de los territorios ocupados en medio mundo. Entre tanto, las conspiraciones de los ministros extranjeros y el espionaje establecido en torno a los reyes nos presentan una España al borde del colapso.
Podría estar horas hablando de esta novela. La cantidad de notas que he ido tomando mientras leía y las sensaciones que me han devuelto su lectura al recogerlas creo haberlas mostrado en esta entrada. Y a sabiendas de que me dejo muchas cosas por comentar, espero haber captado vuestra atención. Aunque histórica, es una lectura muy asequible y una trama que os puede reconciliar con el género.
Por mi parte no olvidaré a este cerrajero real cuando vaya a Madrid y pase por delante de la Puerta de Hierro, cuando visite los palacios con sus verjas o vea cerraduras que escondieron tantos secretos.
La magia de los libros me lleva de nuevo a una de esas casualidades que por sí solas hacen que viaje en el tiempo. La familia Barranco, protagonista de esta obra y artesanos que firman ornamentos de la ciudad de Madrid y su provincia, eran naturales de Morata de Tajuña, un pueblo cercano a la villa y corte donde tuve casa familiar. Una pena, para mí, que no se haya extendido más en este punto, pero me abre la búsqueda de nuevas lecturas y la trama que desarrolla la autora lo compensa con creces.
Francisco Barranco nace en plena Guerra de Sucesión y tras la muerte de su padre por defender al nuevo rey Felipe V, a manos de los austricistas, abandona su casa junto a su madre y viaja para comenzar una nueva vida. Así recaen en Nuevo Baztán, una nueva ciudad al este de Madrid que está en pleno crecimiento por el empeño de Juan de Goyeneche y José Benito de Churriguera: Miguel, el hijo de Goyeneche, es uno de los personajes destacados de esta novela. Gracias a su influencia comienza su andadura como aprendiz de cerrajero al servicio de José de Flores.
Aunque Francisco es el eje de esta historia, o más bien debería decir que es el testigo directo de una época en la que Madrid se transformaba con la construcción del Palacio Real, La Granja de San Ildefonso en Segovia ganaba en esplendor con sus jardines y fuentes, y el Palacio de Aranjuez deslumbraba por su originalidad.
Madrid era una ciudad que vivía para la corte y sin ella no se podía entender a sus gentes venidas de todos los rincones de España para trabajar en los distintos gremios y las fábricas de Goyeneche, un gran negocio al que los extranjeros tampoco pudieron resistirse y que también dejaron su huella e influencia; además de graves disputas que tuvieron que acabar con la intervención del ejército.
Pero es en esa corte donde tenemos la necesidad de entrar, conocer sus secretos, visitar sus salones, escuchar sus tertulias, averiguar las intrigas de Isabel de Farnesio, descubrir los pecados...
Las grandes obras y la falta de recursos en las arcas del rey, por las luchas europeas tras la Guerra de Sucesión, juegan un papel importante en los principios de este siglo XVIII, como también lo hacen el hierro y la búsqueda por manufacturar el mejor acero. A Francia e Inglaterra le interesa que sigamos dependiendo de su metalurgia y pondrán todo su empeño en sabotear nuestros avances. Que no tengamos material para la fabricación de cañones y barcos nos mostrará más reacios a entrar en guerra.
En esta parte de la trama participan varios de sus personajes, conocer su secreto y buscarlo en libros prohibidos de alquimia mantiene el interés del lector al hallarse en medio de cerrajeros, industriales y camareras reales. Un episodio en el que las relaciones afectivas entre sus personajes marcan el desarrollo de esta novela con enredos, conspiraciones y algún momento de tensión que aumenta el ritmo de lectura.
La condesa de Valdeparaíso comparte protagonismo con Francisco y es, por su relación con la portuguesa Bárbara de Braganza, esposa de Fernando VI, la que mejor nos acerca a las alianzas que están a punto de producirse en Europa, donde Francia, Portugal, Inglaterra y España se disputan buena parte de los territorios ocupados en medio mundo. Entre tanto, las conspiraciones de los ministros extranjeros y el espionaje establecido en torno a los reyes nos presentan una España al borde del colapso.
Podría estar horas hablando de esta novela. La cantidad de notas que he ido tomando mientras leía y las sensaciones que me han devuelto su lectura al recogerlas creo haberlas mostrado en esta entrada. Y a sabiendas de que me dejo muchas cosas por comentar, espero haber captado vuestra atención. Aunque histórica, es una lectura muy asequible y una trama que os puede reconciliar con el género.
Por mi parte no olvidaré a este cerrajero real cuando vaya a Madrid y pase por delante de la Puerta de Hierro, cuando visite los palacios con sus verjas o vea cerraduras que escondieron tantos secretos.
Solo porque tú dices que es una lectura muy asequible a pesar de ser histórica me lo voy a apuntar, eh!!jajajaja
ResponderEliminarMe ha gustado tu reseña y creo que podría ser una lectura muy interesante.
Besucos
Además de reconocer rincones de Madrid que seguro que visitarías,
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No lo descartaría si cayese en mi mano, pero por el momento no, no quiero seguir acumulando, a ver si me leo este año que entra todo lo que tengo pendiente...
ResponderEliminarBesos
Sabes que es imposible, siempre caemos en las buenas tentaciones,
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