Sinopsis
Principios del siglo XIX.
El Oeste de Norteamérica es un territorio salvaje e inexplorado. Un lugar repleto de bosques vírgenes, llanuras inmensas y tribus nativas dispuestas a defenderse de los ataques del hombre blanco.
Ajeno a los peligros que entraña, Joaquín, un joven huérfano, se une a la expedición de su tío, Manuel Lisa, un comerciante de pieles que está llamado a convertirse en el español más influyente del Lejano Oeste americano. Por desgracia, trescientas millas río arriba, las cordilleras heladas y los animales salvajes no serán la única amenaza para los expedicionarios de Lisa: más allá del Yellowstone, las traiciones y envidias acechan, y los indios podrían acabar siendo los únicos en quienes confiar en un vasto terreno que reclaman los Estados Unidos, el Imperio británico, la Francia napoleónica y la Corona española.
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Lo primero con lo que me he encontrado nada más abrir esta novela es con un mapa de Norteamérica donde he podido apreciar las divisiones de su inmenso territorio hacia el año 1810; descubriendo que la Nueva España ocupaba una gran extensión frente al de la colonia británica y a los Estados Unidos, quienes acababan de comenzar su andadura y habían comprado Luisiana a los franceses, quienes la obtuvieron años atrás de manos del ministro Manuel Godoy por cuestiones políticas.
Un escenario que no estaría completo si no mencionamos el terreno apenas explorado y pretendido por todos donde habitan los indios; diferentes tribus con su peculiar modo de entender la vida, el respeto a la naturaleza y preocupados por el comercio de pieles y carne que, además de la escasez de alimento, pone en peligro la supervivencia de diversas especies, como bisontes, castores y búfalos, así como la de ellos mismos. Pero lejos de hacer un frente común contra la invasión extranjera se enzarzan en continuas disputas para sobrevivir; especialmente con siux y pies negros.
Joaquín Lisa, narrador de este relato, y su tío Manuel son los dos protagonistas de esta aventura: el primero la vive con los ojos del aprendizaje y de la sorpresa, mientras que el segundo lo hace con la de la experiencia y la autoridad que le dan sus años como comerciante en las rutas de los indios, destacando su amistad con los omahas, así como por sus méritos conseguidos en las expediciones para explorar lo desconocido.
Un personaje, Manuel Lisa, real y apenas mencionado en la historia de España y en la de los Estados Unidos, descubridor, entre otros lugares, del Parque Nacional de Yellowstone; repite la experiencia de su expedición anterior en su búsqueda por el noroeste de un nuevo paso hasta el Pacífico con el único apoyo del mapa de Bruno de Heceta.
Una aventura que lleva aparejada la muerte de quienes le apoyan en una trama repleta de conspiraciones que llegan desde todos los frentes, no olvidemos el componente político y territorial de la época, así como la vivencia transmitida por Joaquín de lugares inhóspitos; senderos, ahora salvajes, que supondrían nuevas rutas comerciales con las tribus. Para completar el panorama histórico no pueden faltar las alianzas con los indios, unas veces colaborando con ellos y otras dotándoles sus primeras armas de fuego.
Deseando repetir con el escenario propuesto por Santiago Mazarro, se nota su experiencia como guionista de cine documental. Como podéis apreciar lo he disfrutado a tope, y es que de niño siempre me gustaron más las de indios que las de vaqueros. Una novela con los ingredientes justos de aventura, intriga y documentación histórica; bien narrado y con unos personajes que atrapan.
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