A finales del año 1465, Galicia se enfrenta a numerosas revueltas entre los nobles, mientras que el rey Enrique IV, acusado de gastar la fortuna de Castilla, tiene que soportar cómo le injurian y ver cómo coronan a su hermanastro el infante Don Alfonso.
Ante el desolador panorama que ofrece la península ibérica son muchos los que aprovechan para asaltar los caminos y tomarse la justicia por su mano.
Opinión:
La trama va llegando al destino que estábamos esperando desde la primera entrega y que da sentido a esta serie, encontrar la espada de San Eufrasio; un camino que, como bien dice el título de esta entrega, la cuarta, ha estado hasta ahora bañado de sangre. Y es que, si en algo se caracterizan los guiones de esta aventura es en el número de enfrentamientos y muertes: pequeñas escaramuzas en las que siempre sale alguien mal parado, normalmente del bando contrario al que hemos elegido como nuestro, pues está claro que desde el primer momento vamos con los proscritos.
Estos, continúan recluidos en el monte y su líder, Brais, está empeñado en que la única solución para conseguir el triunfo deseado pasa por robar la espada de San Eufrasio, aquella con la que dice la leyenda que peleó un templario gallego en Tierra Santa. Un relato por el que sabremos de una venganza y que nos llevará de la mano hacia encuentros fortuitos y más de una sorpresa.
La colaboración del conde de Lemos, Don Pedro Álvarez de Osorio, para limpiar la zona de bandidos es una muestra de la lucha que se establece en Galicia a mediados del siglo XV; pero mientras que los nobles lo hacen entre sí en espera de una mayor recompensa, los bandoleros se unen, ayudan y combaten al enemigo a sabiendas de que solamente esa es la manera de vencerlos; incluso los campesinos se enfrentan a los soldados del conde.
La historia, basada en una gran labor documental, está narrada de una forma visual y precisa en muchos casos de una vuelta atrás, incluso a las anteriores entregas para, además de volver a contemplar viñetas, rostros y paisajes, centrarse de nuevo en ese momento histórico y volver a ponerlo en contexto. Algo que resulta inevitable y gratificante a la vez, convirtiendo el recorrido por sus páginas en una aventura que nunca termina y con el que descubrir imágenes y situaciones que anteriormente han podido pasar desapercibidas: un gustazo cuando encuentras esa respuesta que andabas buscando.
Dibujos llenos de detalles, la paleta de colores o los textos son culpables de que te veas dentro de cada viñeta, participes y seas uno más en la Edad Media; un periodo del que me resulta imposible no disfrutar con propuestas como esta.
No es un género que suela disfrutar así que esta vez no me animo.
ResponderEliminarBesotes!!!