En una celda oscura, un emperador ha sido brutalmente destronado, perdiendo su poder, su libertad y sus ojos.
El emperador Nerón se encuentra recluido en su habitación con varias heridas. Está siendo interrogado por unos soldados que beben y se preguntan qué hacer con él. Nerón ha sido derrocado del poder y dado por muerto por sus antiguos súbditos. Once años después ―y mientras otros hombres fingen ser Nerón (aquellos «falsos Nerones» que aparecen en varios anales históricos de la época)― él regresa a Roma en compañía de un joven esclavo llamado Marco, con el que cambiará el curso de la Historia.
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Nos encontramos ante una recreación de lo que realmente pudo haber sucedido con Nerón, pues son muchos los historiadores que no creen en las crónicas escritas en las que se da por hecho el suicidio del emperador. Nos situamos el año 68 d.C., para presenciar como Nerón se enfrenta a sus carceleros, antiguos soldados que un día cumplieron sus ordenes y que ahora disfrutan de su sufrimiento. A lo largo de estas memorias realizadas desde su largo encierro imaginaremos esa parte de la historia a través del añadido epistolar de la correspondencia personal de Nerón.
La introducción consigue, en pocas palabras, llamar la atención del lector a través de la narración de unos hechos que en todo momento suponemos que irán a más, que nada de lo que aquí se cuente nos va a pasar desapercibido y, lo más importante, que la aventura que nos disponemos a presenciar merecerá la pena, tanto en lo histórico como en lo narrativo.
El joven Marco es el otro gran protagonista de la novela, sin él el resurgir de Nerón no hubiese sido posible o, al menos, se hubiese desarrollado de muy diferente manera. El contrapunto que da su aprendizaje a los nuevos tiempos que corren en Roma es una buena forma de acercanos a esos escenarios que tanto nos gustan en la novela histórica y al que pertenecen la sociedad, los políticos y las costumbres; curiosidades todas ellas que marcan la diferencia entre un relato que engancha y se saborea frente a otro que no deja huella al terminar de leerlo. Nerón se convierte en el maestro de Marco enseñándole a leer y escribir e impartiéndole lecciones de historia, literatura, aritmética e idiomas.
La introducción consigue, en pocas palabras, llamar la atención del lector a través de la narración de unos hechos que en todo momento suponemos que irán a más, que nada de lo que aquí se cuente nos va a pasar desapercibido y, lo más importante, que la aventura que nos disponemos a presenciar merecerá la pena, tanto en lo histórico como en lo narrativo.
El joven Marco es el otro gran protagonista de la novela, sin él el resurgir de Nerón no hubiese sido posible o, al menos, se hubiese desarrollado de muy diferente manera. El contrapunto que da su aprendizaje a los nuevos tiempos que corren en Roma es una buena forma de acercanos a esos escenarios que tanto nos gustan en la novela histórica y al que pertenecen la sociedad, los políticos y las costumbres; curiosidades todas ellas que marcan la diferencia entre un relato que engancha y se saborea frente a otro que no deja huella al terminar de leerlo. Nerón se convierte en el maestro de Marco enseñándole a leer y escribir e impartiéndole lecciones de historia, literatura, aritmética e idiomas.
Mientras ellos viven su particular amistad y preparan el terreno para regresar, los nuevos emperadores que le suceden luchan por gobernar e imponer sus ideas teniendo a su vez que enfrentarse con impostores que dicen ser Nerón. Una suerte de personajes que amenizan la lectura con sus particulares aventuras por hacerse con el Imperio y con las persecuciones a las que se ven expuestos; ambos relatos parecen estar sacados de las fábulas de aquellos que las han convertido en leyendas por las extrañas y fantásticas situaciones que los rodean, pero el seguimiento documental realizado por el autor nos pone en el punto de mira de éstas y de otras historias que tuvieron lugar durante la extensa época que nos ocupa.
La corrupción, siempre presente en la Historia de Roma, es uno de los ingredientes más recurrentes de la trama, siendo los senadores los que mantienen las constantes y continuas intrigas políticas, alguna muerte, e investigaciones que se cruzan entre unos y otros, entre partidarios de Nerón y todos aquellos que propiciaron su caída. El caos como modo de vida.
Nerón también inicia su particular cruzada y elabora una lista de culpables y sospechosos que va manejando según los acontecimientos, tachándoles cuando comprueba que no han podido cometer ni crimen ni conspiración contra el césar o eliminándoles si considera que son responsables. Una suerte de investigación que transforma la novela en un adictivo juego de detectives donde Nerón es la cabeza pensante y Marco el espía necesario; dos amigos, esclavo y emperador, juntos en una odisea entre mentiras, venganzas y el futuro del Imperio romano.
La amena narrativa del autor consigue que la documentación histórica que aporta se aprecie de manera didáctica y entendamos el confuso escenario que se desarrolló en la segunda mitad del siglo I.
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Me gusta mucho leer sobre Roma, así que apuntadísimo que me llevo este título.
ResponderEliminarBesotes!!!