Sinopsis
Tras pasar más de treinta años en Washington, el célebre detective Alex Cross regresa a Starksville, su ciudad natal. Su presencia resulta incómoda para algunos, sobre todo cuando decide investigar el caso de su primo, acusado de cometer un horrible crimen. Cada paso que da le acerca a un asesino abominable, de corazón frío, y a la verdad sobre su propio pasado. Las respuestas que encuentra pueden ser fatales. Pero el afán de justicia de Cross es insaciable.
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El autor juega con nosotros desde que arranca la novela dándonos a conocer a Coco, un travestido que adora el lujo de las grandes firmas de moda y la transformación a la que se somete recreando personajes femeninos del celuloide, un asesino en serie que disfruta de sus crímenes sin atender a la puesta en escena, un ladrón que desaparece con la cabeza bien alta sin dejar rastro y celebrando sus hazañas en lugares donde los hombres se vuelven con deseo y las mujeres le admiran con envidia.
Pero Coco se nos resiste con apariciones puntuales y el verdadero caso que nos traerá de cabeza lo protagoniza el detective Alex Cross, con el que visitaremos Starksville acompañándole en sus recuerdos familiares. Una obsesión que le hará descubrir secretos y mentiras para los que no está preparado y que se irán alternando con la defensa de asesinato de su primo Stefan; un profesor de gimnasia muy cercano a la víctima.
La investigación le llevará hasta el pasado donde entenderá el modo de vida de una región atemorizada por el odio racista, siendo las historias que le relatan la principal fuente de información para tirar del hilo y poner las piezas sobre el tablero. Un gran entramado de corrupción que permite el tráfico de drogas y la extorsión, y que ponen en el punto de mira a un anciano muy conocido por la abuela y las tías de Alex: el hombre que les suministraba droga a sus padres hasta que no encontraron más salida que la muerte.
El caso que da vida a la novela parece en muchos instantes dejado en un segundo plano, pero todo el pasado que está reconstruyendo Alex Cross tiene como objetivo meterse en la piel del criminal gracias a sus dotes como agente del comportamiento del FBI y destapar una red que opera desde hace décadas en Carolina del norte.
Siguiendo los pasos para encontrar el pasado de su padre, el detective viaja a Palm Beach, Florida, donde será reclutado para esclarecer un extraño caso que se irá complicando con la aparición de nuevos cadáveres. Su experiencia pondrá a la policía sobre la pista del asesino y la novela tendrá un poco más de acción. Fruto de esa colaboración la trama dará un giro final con el que todas las subtramas quedarán fundidas; como vías que se cruzan.
Los personajes me han parecido acertados y componen en muchos momentos una imagen de conjunto que aporta al relato la sensación de complicidad, la unidad familiar que se va recomponiendo a través de viejas historias, de recuerdos y de un sentimiento de que las cosas podían haber sido mejores si el racismo no hubiera estado tan presente en sus vidas. La novela refleja a la perfección el papel de los oprimidos, el de los que callan por temor y obedecen sin más.
Un thriller policíaco que además muestra una parte de la sociedad estadounidense donde parece no haber llegado la ley, o donde ésta sigue impuesta por el poder y el odio a una raza. Las sorpresas que depara el juicio a Stefan Tate es otro de los alicientes de esta novela que engancha desde el principio y no pierde fuerza hasta el final. La novela, que forma parte de la serie de Alex Cross, se puede leer de forma independiente; buscaré otros episodios para seguirle la pista al detective.
Dos frases que para mí son un regalo y que una vez que os halláis dejado seducir por la trama descubriréis su significado:
"Mirando hacia mi lejano pasado, ajeno a cualquier ruido, me acordé de mi padre en una de sus mejores noches; estaba sobrio y divertido, y nos hablaba a mis hermanos y a mí del viaje que haríamos para ir a escuchar jazz a Bourbon Street, en Nueva Orleans".
El autor juega con nosotros desde que arranca la novela dándonos a conocer a Coco, un travestido que adora el lujo de las grandes firmas de moda y la transformación a la que se somete recreando personajes femeninos del celuloide, un asesino en serie que disfruta de sus crímenes sin atender a la puesta en escena, un ladrón que desaparece con la cabeza bien alta sin dejar rastro y celebrando sus hazañas en lugares donde los hombres se vuelven con deseo y las mujeres le admiran con envidia.
Pero Coco se nos resiste con apariciones puntuales y el verdadero caso que nos traerá de cabeza lo protagoniza el detective Alex Cross, con el que visitaremos Starksville acompañándole en sus recuerdos familiares. Una obsesión que le hará descubrir secretos y mentiras para los que no está preparado y que se irán alternando con la defensa de asesinato de su primo Stefan; un profesor de gimnasia muy cercano a la víctima.
La investigación le llevará hasta el pasado donde entenderá el modo de vida de una región atemorizada por el odio racista, siendo las historias que le relatan la principal fuente de información para tirar del hilo y poner las piezas sobre el tablero. Un gran entramado de corrupción que permite el tráfico de drogas y la extorsión, y que ponen en el punto de mira a un anciano muy conocido por la abuela y las tías de Alex: el hombre que les suministraba droga a sus padres hasta que no encontraron más salida que la muerte.
El caso que da vida a la novela parece en muchos instantes dejado en un segundo plano, pero todo el pasado que está reconstruyendo Alex Cross tiene como objetivo meterse en la piel del criminal gracias a sus dotes como agente del comportamiento del FBI y destapar una red que opera desde hace décadas en Carolina del norte.
Siguiendo los pasos para encontrar el pasado de su padre, el detective viaja a Palm Beach, Florida, donde será reclutado para esclarecer un extraño caso que se irá complicando con la aparición de nuevos cadáveres. Su experiencia pondrá a la policía sobre la pista del asesino y la novela tendrá un poco más de acción. Fruto de esa colaboración la trama dará un giro final con el que todas las subtramas quedarán fundidas; como vías que se cruzan.
Los personajes me han parecido acertados y componen en muchos momentos una imagen de conjunto que aporta al relato la sensación de complicidad, la unidad familiar que se va recomponiendo a través de viejas historias, de recuerdos y de un sentimiento de que las cosas podían haber sido mejores si el racismo no hubiera estado tan presente en sus vidas. La novela refleja a la perfección el papel de los oprimidos, el de los que callan por temor y obedecen sin más.
Un thriller policíaco que además muestra una parte de la sociedad estadounidense donde parece no haber llegado la ley, o donde ésta sigue impuesta por el poder y el odio a una raza. Las sorpresas que depara el juicio a Stefan Tate es otro de los alicientes de esta novela que engancha desde el principio y no pierde fuerza hasta el final. La novela, que forma parte de la serie de Alex Cross, se puede leer de forma independiente; buscaré otros episodios para seguirle la pista al detective.
Dos frases que para mí son un regalo y que una vez que os halláis dejado seducir por la trama descubriréis su significado:
"Mirando hacia mi lejano pasado, ajeno a cualquier ruido, me acordé de mi padre en una de sus mejores noches; estaba sobrio y divertido, y nos hablaba a mis hermanos y a mí del viaje que haríamos para ir a escuchar jazz a Bourbon Street, en Nueva Orleans".
"Me gustaría ver al segundo mejor amigo que he tenido jamás. Puede que lo lleve a Bourbon Street, como siempre habíamos planeado".
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Hola!
ResponderEliminarDel autor he leído una novela pero no es de la serie; si no fuera por la acumulación de libros pendientes que tengo igual me animaba pero así la voy a dejar pasar.
Un beso