Sinopsis
¿Es posible crear una empresa con una vidente, un perro, una monja y un auditor de cuentas?
¿Se puede estar buscando el amor muy lejos cuando siempre ha estado cerca?
Mariana es una economista desorientada que decide escapar de su triste existencia para embarcarse en un proyecto empresarial diferente. Aprovechando un dinero caído del cielo iniciará un viaje que le hará cruzar el Atlántico y emprender en España su propio negocio, iniciando una nueva vida. En este camino, sus particulares ideas se enfrentarán con muchas de las teorías que estudió sobre management, su intuición desafiará a la sensata prudencia, los sueños retarán a sus miedos y la búsqueda del gran amor rivalizará con la acomodada conveniencia.
¿Es suficiente la voluntad para conseguir el éxito o nos hace falta siempre un poco de suerte?
¿Podemos luchar contra nuestro destino si este ya está escrito en las estrellas?
¿Los lunáticos son los más sensatos o al menos los más felices?
Mariana tiene una visión muy especial sobre estas cuestiones que todos nos hemos planteado alguna vez. Solo hay que esperar a que la luna huela a lavanda y se acerque para guiar nuestros pasos y nuestro destino.
¿Es suficiente la voluntad para conseguir el éxito o nos hace falta siempre un poco de suerte?
¿Podemos luchar contra nuestro destino si este ya está escrito en las estrellas?
¿Los lunáticos son los más sensatos o al menos los más felices?
Mariana tiene una visión muy especial sobre estas cuestiones que todos nos hemos planteado alguna vez. Solo hay que esperar a que la luna huela a lavanda y se acerque para guiar nuestros pasos y nuestro destino.
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Hay relatos que narran ficciones creadas por el autor y otros, como este, que no sólo se quedan ahí sino que intentan poner a nuestro servicio distintas tramas a sabiendas de que no nos gusta quedarnos simplemente en lo esencial, en una novela que narra una historia y punto. María José juega con nosotros salpicando sus textos con diferentes sensaciones y preguntas que se quedan en el aire, que a buen seguro nos haremos y reflexionaremos, a la espera de respuesta.
Para ponernos en situación nos presenta a Mariana, una mujer cansada de las infidelidades de su marido que decide tomar las riendas de su vida poniendo tierra de por medio, o mejor dicho mar, pues cruza el Atlántico para viajar a España y emprender un negocio de lo más extravagante. En su maleta lleva también sus secretos y el dinero que astutamente ha sabido ganarse. Le acompaña Dani, un amigo en el que siempre se ha apoyado cuando las cosas no le iban bien en su matrimonio. Ambos jugarán al gato y al ratón en cuestión de interpretar señales y mostrar sus sentimientos.
El negocio que ambos preparan se basa en una especie de consultoría empresarial que ofrecerá servicios para lograr que las empresas en peligro salgan a flote. El poder sensorial de Mariana y un don especial para detectar los malos rollos, sumados a una larga lista de cosas que no hacer en un lugar de trabajo, la posición de la luna o la distribución de los objetos; nos hará pensar en nuestro próximos retos y decisiones.
Los dos planteamientos, el romántico y el empresarial, han conseguido transportarme a situaciones vividas, a frases no dichas y a otras que hubiera debido callar. Porque si en algo tiene razón la autora es en las preguntas que uno debe hacerse ante cualquier situación, pero sobre todo en si el momento elegido es el adecuado. Y aunque no creamos mucho en la alineación de los planetas y otras percepciones, está claro que no le prestamos la atención suficiente a esas pequeñas señales que nos envían los duendes.
Los dos personajes protagonistas hacen de su antagonismo, tanto en lo personal como en lo profesional, un punto de encuentro donde las réplicas en las conversaciones están cargadas de confianza, donde las frases no hieren, porque no es esa la intención, y donde se vislumbra un amor que pudiera ser pero no es. A ellos hay que unirles la inocencia de una monja, un marido despechado con ganas de venganza que cruzará el charco para hacer la vida imposible a Mariana y distintos integrantes de la fauna empresarial que más de un lector reconocerá y pondrá nombre pues las situaciones planteadas son más reales que ficticias.
Los términos relacionados con el mundo empresarial están acoplados al texto sin ningún perjuicio para el lector, es más, la explicación de cada uno de ellos sirve para conocer algo de terminología y, lo más importante, saber que significan. La crítica al modo de actuación de asesores financieros y empresarios envueltos en palabrería intrascendente queda reflejada en el relato con una buena dosis de humor y un poquito de ironía; un acierto, que nos hace sonreír al conocer distintos casos donde la pareja ofrece sus servicios.
Muchas de las experiencias laborales de María José están plasmadas en esta novela con la intención de que reflexionemos, que aprendamos y que no nos dejemos engañar con la puesta en escena de quienes llegan con una varita mágica o métodos revolucionarios.
La luna, testigo de toda la historia, olerá a lavanda o al perfume que tú elijas.
Para ponernos en situación nos presenta a Mariana, una mujer cansada de las infidelidades de su marido que decide tomar las riendas de su vida poniendo tierra de por medio, o mejor dicho mar, pues cruza el Atlántico para viajar a España y emprender un negocio de lo más extravagante. En su maleta lleva también sus secretos y el dinero que astutamente ha sabido ganarse. Le acompaña Dani, un amigo en el que siempre se ha apoyado cuando las cosas no le iban bien en su matrimonio. Ambos jugarán al gato y al ratón en cuestión de interpretar señales y mostrar sus sentimientos.
El negocio que ambos preparan se basa en una especie de consultoría empresarial que ofrecerá servicios para lograr que las empresas en peligro salgan a flote. El poder sensorial de Mariana y un don especial para detectar los malos rollos, sumados a una larga lista de cosas que no hacer en un lugar de trabajo, la posición de la luna o la distribución de los objetos; nos hará pensar en nuestro próximos retos y decisiones.
Los dos planteamientos, el romántico y el empresarial, han conseguido transportarme a situaciones vividas, a frases no dichas y a otras que hubiera debido callar. Porque si en algo tiene razón la autora es en las preguntas que uno debe hacerse ante cualquier situación, pero sobre todo en si el momento elegido es el adecuado. Y aunque no creamos mucho en la alineación de los planetas y otras percepciones, está claro que no le prestamos la atención suficiente a esas pequeñas señales que nos envían los duendes.
Los dos personajes protagonistas hacen de su antagonismo, tanto en lo personal como en lo profesional, un punto de encuentro donde las réplicas en las conversaciones están cargadas de confianza, donde las frases no hieren, porque no es esa la intención, y donde se vislumbra un amor que pudiera ser pero no es. A ellos hay que unirles la inocencia de una monja, un marido despechado con ganas de venganza que cruzará el charco para hacer la vida imposible a Mariana y distintos integrantes de la fauna empresarial que más de un lector reconocerá y pondrá nombre pues las situaciones planteadas son más reales que ficticias.
Los términos relacionados con el mundo empresarial están acoplados al texto sin ningún perjuicio para el lector, es más, la explicación de cada uno de ellos sirve para conocer algo de terminología y, lo más importante, saber que significan. La crítica al modo de actuación de asesores financieros y empresarios envueltos en palabrería intrascendente queda reflejada en el relato con una buena dosis de humor y un poquito de ironía; un acierto, que nos hace sonreír al conocer distintos casos donde la pareja ofrece sus servicios.
Muchas de las experiencias laborales de María José están plasmadas en esta novela con la intención de que reflexionemos, que aprendamos y que no nos dejemos engañar con la puesta en escena de quienes llegan con una varita mágica o métodos revolucionarios.
La luna, testigo de toda la historia, olerá a lavanda o al perfume que tú elijas.
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Muchas gracias Jesús por tus palabras. Como tú dices solo hay que esperar a que la luna huela a lavanda...Un beso fuerte
ResponderEliminarPreciosa reseña, dan ganas de leerlo ya.
ResponderEliminarBesines