El bar de las grandes esperanzas - J. R. Moehringer (2015)

Sinopsis

La conmovedora historia de un niño sin padre que busca darle voz a su destino.

J.R. creció con su madre, pues su padre los abandonó cuando J.R. no había pronunciado su primera palabra. Él, sin embargo, sabe quién es su padre: un DJ de Nueva York que tiene un programa de radio y cuya voz J.R. escucha con la oreja pegada al aparato. Hasta que un día la voz desaparece del aire y J.R. se queda sin nadie a quien escuchar. Encontrará refugio en el amor de su madre y en el Dickens, el bar de su barrio, un sitio donde poetas, policías, apostadores, soldados, boxeadores y estrellas de cine tienen una historia que contar. Allí, entre todas esas voces que lo cautivan como en un sueño, J.R. podrá darle voz a su propio destino y podrá forjarse, también, una identidad.

Conmovedor y emocionante, firmado por un premio Pulitzer, El bar de las grandes esperanzas es un libro hermoso que puede leerse como una novela de aprendizaje o como una historia apasionadamente sincera y real.

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No siempre las memorias se nos presentan en un formato tan agradable de leer como es el de esta biografía novelada. Los recursos a los que echa mano el autor, desde el principio de la novela, resaltan en cada uno de sus párrafos, vivencias en torno a un bar donde se van dando forma las aventuras de la niñez, los sueños de juventud y las frustraciones de la edad madura.

El Dickens, después llamado el Publicans, es el escenario principal, el eje que une a todos los personajes y el lugar al que todos vuelven para encontrarse con los amigos, la familia o con ellos mismos. Un espacio que evoca, en cualquier caso, el aprendizaje y la memoria de todos los que han acudido alguna vez a su barra. Recuerdos que hacen que el lector se sumerja en sus propias experiencias y que se transporte a otros lugares, a otros bares donde también perdimos la inocencia; aquellos refugios donde el hombre siempre se sentirá atraído por necesidad.

En su lectura, el lector percibe las influencias literarias del autor y que a mí en particular me han recordado varias novelas: "El gran Gatsby" de Francis Scott Fitzgerald, nombrada en diferentes ocasiones y cuyos personajes y escenarios están muy presentes; "En el camino" de Jack Kerouac, por ese continuo movimiento de la gente en busca de experiencias, por esas grandes charlas que parecen no llevar a ningún sitio; y "Tortilla Flat" de John Steinbeck, que contiene al mejor grupo de amigos dedicados a la bebida reunidos en una novela inolvidable, aunque aquí no son vagabundos sino todo tipo de personas los que se emborrachan compartiendo su soledad, sus recuerdos y sus anhelos.

Si algo no se puede discutir acerca del autor es que sabe contar historias, enlazarlas y darles la vuelta, para que sus oyentes en el bar, y ahora sus lectores, quedemos atrapados y queramos, necesitemos, conocer hasta el último detalle de su vida y la de sus amigos. Su narrativa nos empuja a querer conocer esas pequeñas anécdotas que han dado forma a su personaje; su estilo es, sin duda, de los mejores con los que me he encontrado en mucho tiempo.

Impulsado por la búsqueda de la figura paterna, lo reemplaza, sin quererlo, con cuantas personas se cruzan en su vida. Del único cariño recibido por su madre pasa a conocer el mundo de los mayores a través de su tío, la sabiduría literaria de sus jefes en una librería y el desengaño que le supone la Universidad de Yale. Y el bar, ese otro padre que le escucha, le acompaña, le enseña, le acoge y le da calor y protección cuando lo necesita.

"Un viejo bebedor de bourbon me dijo una vez que la vida era siempre cuestión de montañas y de cuevas: montañas que debemos escalar y cuevas en las que escondernos cuando no somos capaces de enfrentarnos a nuestras montañas".

El sótano de la casa de su abuelo, donde descubre sus primeras novelas, una máquina de escribir y los discos de Frank Sinatra, marca el principio de su futuro como escritor; aunque todavía le queda todo un mundo de aprendizaje por el que se irá desenvolviendo con mayor o menor suerte. Por el camino nos deja su refugio en la literatura, con una larga lista de libros que han significado algo para él, y sus relatos de dos iconos de Nueva York como son el boxeo y el beisball.

Mientras suena de fondo el inconfundible timbre de "La voz", la del cantante, y "La voz", la del locutor que oía a escondidas de su madre, os animo a sumergiros en una divertida, entrañable y generosa biografía que es también un repaso costumbrista de la época y un homenaje a las grandes novelas estadounidenses.

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