Sinopsis
A punto de incorporarse a su antiguo tercio en Flandes, Diego Alatriste se ve envuelto por mediación de su amigo don Francisco de Quevedo en otra peligrosa aventura. Una mujer ha aparecido estrangulada en una silla de manos frente a la iglesia de San Ginés, con una bolsa de dinero y una nota manuscrita: "Para misas por su alma". El enigma se complica con los sucesos misteriosos que ocurren tras las paredes de un convento, cuando Alatriste es contratado para rescatar de allí a una joven novicia. En el azaroso y fascinante Madrid de Felipe IV, entre lances, tabernas, garitos, intrigas y estocadas, la aventura pondrá en juego la vida de los amigos del capitán, haciendo surgir del pasado los fantasmas de viejos enemigos: el pérfido secretario real Luis de Alquézar, el inquisidor fray Emilio Bocanegra y el siniestro espadachín italiano Gualterio Malatesta.
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Siglo XVII. Reinado de Felipe IV. Siglo de Oro.
Iñigo de Balboa es el principal protagonista de esta nueva entrega de las aventuras del capitán Alatriste, en la que se envuelto por su afán de curiosidad y de lealtad en ciertos acontecimientos que le llevarán preso frente a la Santa Inquisición.
Siglo XVII. Reinado de Felipe IV. Siglo de Oro.
Iñigo de Balboa es el principal protagonista de esta nueva entrega de las aventuras del capitán Alatriste, en la que se envuelto por su afán de curiosidad y de lealtad en ciertos acontecimientos que le llevarán preso frente a la Santa Inquisición.
El asesinato pasa desapercibido para las dos terceras partes de los ciudadanos de la villa y corte, más amigos de los lances que acontecen en la plaza de toros en la plaza mayor, que en las investigaciones que pudieran sucederse para encontrar a quien lo cometió.
Vuelve a dibujarnos con acierto don Arturo las gentes y sus costumbres, y tirando un poco de historia nos hace partícipes de aquello que el Santo Oficio se empeñaba en perseguir y no era otra que la "Limpieza de sangre" entre la población. Teniendo que demostrar ante la ley la descendencia de padres que pudieran asimismo probar descendencia de cristiano viejo, es decir, la triste persecución que de moriscos y judíos se instauró en tiempos de la Reconquista y no desapareció hasta 1870 gracias al Gobierno Provisional, en aquellos tímidos inicios de la democracia en nuestro país.
"... fuimos hombres de nuestro siglo: no escogimos nacer y vivir en España, a menudo miserable y a veces magnífica, que nos tocó en suerte: pero fue la nuestra. Y ésa es la infeliz patria -o como diablos la llamen ahora- que, me guste o no, llevo en la piel, en los ojos cansados y en la memoria".
El asesinato investigado por nuestro amigo Martín Saldaña y un favor que le pide Francisco de Quevedo, y al cual no puede negarse, lleva a Alatriste a tomar partido y olvidarse de volver con el Tercio de Flandes. El encargo para rescatar a una monja, Doña Elvira de la Cruz, que habita en un convento donde quienes mandan la culpan de brujería, herejía y judaizante, nos hará vivir en primera persona como se la gastaba el inquisidor Emilio Bocanegra.
Narra también el autor los paseos que hombres y mujeres de toda condición realizaban por el Paseo del Prado, amplio lugar de esparcimiento donde se venían a encontrar los placeres, las disputas y los encargos más arriesgados.
Volvemos a encontrarnos, en la parte final de este episodio, con su más fiero contrincante Gualterio Malatesta, donde el destino de Iñigo está en juego y donde el amor depositado en su amada Angélica de Alquezar es más fuerte que el odio que pudiese sentir por su traición.
El pueblo, que disfruta más de una fiesta que de cualquier otra situación, vuelve aquí a demostrarlo, dando la espalda a lo verdaderamente importante y olvidando que mañana podemos encontrarnos en el bando contrario;
¡Vive Dios!
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Vuelve a dibujarnos con acierto don Arturo las gentes y sus costumbres, y tirando un poco de historia nos hace partícipes de aquello que el Santo Oficio se empeñaba en perseguir y no era otra que la "Limpieza de sangre" entre la población. Teniendo que demostrar ante la ley la descendencia de padres que pudieran asimismo probar descendencia de cristiano viejo, es decir, la triste persecución que de moriscos y judíos se instauró en tiempos de la Reconquista y no desapareció hasta 1870 gracias al Gobierno Provisional, en aquellos tímidos inicios de la democracia en nuestro país.
"... fuimos hombres de nuestro siglo: no escogimos nacer y vivir en España, a menudo miserable y a veces magnífica, que nos tocó en suerte: pero fue la nuestra. Y ésa es la infeliz patria -o como diablos la llamen ahora- que, me guste o no, llevo en la piel, en los ojos cansados y en la memoria".
El asesinato investigado por nuestro amigo Martín Saldaña y un favor que le pide Francisco de Quevedo, y al cual no puede negarse, lleva a Alatriste a tomar partido y olvidarse de volver con el Tercio de Flandes. El encargo para rescatar a una monja, Doña Elvira de la Cruz, que habita en un convento donde quienes mandan la culpan de brujería, herejía y judaizante, nos hará vivir en primera persona como se la gastaba el inquisidor Emilio Bocanegra.
Narra también el autor los paseos que hombres y mujeres de toda condición realizaban por el Paseo del Prado, amplio lugar de esparcimiento donde se venían a encontrar los placeres, las disputas y los encargos más arriesgados.
Volvemos a encontrarnos, en la parte final de este episodio, con su más fiero contrincante Gualterio Malatesta, donde el destino de Iñigo está en juego y donde el amor depositado en su amada Angélica de Alquezar es más fuerte que el odio que pudiese sentir por su traición.
El pueblo, que disfruta más de una fiesta que de cualquier otra situación, vuelve aquí a demostrarlo, dando la espalda a lo verdaderamente importante y olvidando que mañana podemos encontrarnos en el bando contrario;
¡Vive Dios!
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Lo leí hace ya mucho y me gustó bastante, como todos los de Alatriste hasta ahora, aunque aún tengo esperando en la estantería el último.
ResponderEliminarBesotes!!!
Yo estoy leyendo de nuevo, porque los tres últimos no los llegué a leer y de momento estoy disfrutando tanto como la primera vez,
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Lo leí también hace un tiempo, como Margari, y lo disfruté, me gusta Alatriste... me gustaba porque en los dos últimos flojea una barbaridad.
ResponderEliminarBesos
Parece que coincide bastante gente en que baja la calidad en los últimos episodios; iremos poco a poco y veremos si os doy la razón,
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Hace mucho tiempo que no me acerco a Pérez- Reverte. Me he leído muy pocos libros suyos, precisamente los más antiguo pero no es un autor que me termine de gustar. Besos
ResponderEliminarSoy de Reverte desde sus artículos en El País, donde solía sacarme una sonrisa, y muchos años después empecé a leer sus obras y me enganche definitivamente; aunque opino que en alguna no me ha gustado el final o la manera de llevar la trama,
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La saga de Alatriste no me llama la atención, leí los primeros libros de Pérez-Reverte, me encantó El Maestro de Esgrima, también La Tabla de Flandes, pero hace ya tiempo que no le sigo. Bss!
ResponderEliminarDale una oportunidad de nuevo, quizás te puedan gustar "La piel del tambor" o "El club Dumas",
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Yo soy uno de los muchos que ha leído casi todo lo que ha escrito Pérez Reverte, vamos que leo hasta su columna del dominical, unas veces me gusta más y otras menos, como en sus artículos en los que algunas veces está sembrao y otras se ve que le ha dado un pronto que más le valdría haberse parado a pensar lo que está diciendo, aun así le sigo guardando fidelidad.
ResponderEliminarSaludos
Me alegra encontrarme con un seguidor de Reverte, además suscribo lo que dices,
Eliminarsaludos
Veo que seguimos disfrutando las aventuras de Alatriste... Aún no me he puesto con éste, Porlomenix, pero VIVE DIOS que no faltará a la cita.
ResponderEliminarBesines,
Vive el cielo que no dejaré de visitarte, aunque igual nos vemos antes en "La taberna del Turco",
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Con esta saga no me animo, me leí uno hace muchos años y no me acabó de convencer. Otras novelas del autor no descarto leerlas.
ResponderEliminarUn beso!
Alatriste principalmente es aventura con espadachines por las calles de Madrid con un poquito de historia para situar la trama; justo lo que necesito para mis más locas fantasías,
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