Sinopsis
«Ésta es la historia de Shepsenuré, el ladrón de tumbas, hijo y nieto de ladrones, y de su hijo Nemenhat, digno vástago de tan principal estirpe, quienes arrastraron su azarosa vida por los caminos de un Egipto muy diferente del que estamos acostumbrados a conocer, en los que la miseria y el instinto de supervivencia les empujaron a perpetrar el peor crimen que un hombre podía cometer en aquella tierra, saquear tumbas.»
-----
Llevaba tiempo queriendo adentrarme en la que fue la primera novela de Antonio Cabanas, ya tiene en su haber un total de nueve y solo había leído las cuatro últimas, de las que tengo que decir que son las culpables de mi afición a Egipto y a ese mundo enigmático que siempre rodea al Nilo, a los faraones y, por supuesto, a los dioses, siempre tan presentes en su cultura milenaria.
Los protagonistas de este relato pertenecen a la clase más baja del Antiguo Egipto, acostumbrada a salir adelante dentro de la extrema pobreza y para quienes su única esperanza era el ser agraciados por los dioses consiguiendo el sueño de prosperar y poder dar una vida mejor a los suyos.
Creencias estas que se irán transformando según las necesidades de unos y otros. Como muestra de esa doble vara de medir vale, al inicio de esta aventura, el episodio en el que Shepsenuré y Nemenhat están profanando una tumba cuando se preocupan por la ofrenda que tendrán que hacer a los dioses al hacerse añicos un vaso que se estrella contra el suelo, y no por el robo en sí mismo. Una doble moral que también se aprecia en otros personajes, sin importar su condición social.
A través de los saqueos a las tumbas el lector vive en primera persona de qué manera estaban configuradas las tumbas, bien como mastabas o como parte interior de las pirámides, en las que tanto los faraones, familias o nobles se hacían acompañar de mobiliario, comida o tesoros para ir al encuentro de la eternidad; así como el conjunto de dibujos, jeroglíficos o símbolos grabados que decoran las paredes y que narran las diferentes historias de los difuntos.
La tradición familiar de Shepsenuré y Nemenhat nos lleva a realizar un recorrido por diversos caminos y ciudades en busca de emplazamientos arqueológicos, tanto por ser su única forma de vida como por la necesidad de ponerse a salvo de la persecución que inevitablemente trae consigo el robo de las tumbas. Pero ahí no acaban sus problemas porque la necesidad de encontrar como colocar sus tesoros en el mercado les hace dar con destinatarios que no siempre son los correctos.
Y es aquí donde comenzamos a dejar de lado la aventura que da título a la novela y nos metemos de lleno en un thriller histórico que va creciendo sin parar y en el que tenemos que añadir varias historias que corren de forma paralela, se entrelazan con la principal y finalmente nos llevan a un desenlace lleno de emoción donde cabe destacar las relaciones entre padres e hijos así como las protagonizadas por Nemenhat junto a sus amigos o a su prometida Nubet.
Un giro donde todo salta por los aires y Nemenhat tiene que huir hacia un destino incierto; una nueva aventura que le permitirá entrar al servicio de un príncipe, hijo de Ramses III, con el que participará en la guerra que marcará el futuro de Egipto contra los Pueblos del Mar. Un episodio en el que se puede disfrutar de la estrategia del faraón y conocemos la lucha política por el poder y la corrupción que se daba en los templos.
Las notas a pie de página me han servido desde las primeras páginas como fuente de información con la que introducirme más en las costumbres o descubrir el significado de las creencias en los diferentes dioses que aparecen en el relato. Ingredientes que hacen de esta aventura histórica de ficción algo más, un viaje por el Antiguo Egipto digno de ser recorrido por cualquier mortal.
Una novela que recomiendo rescatéis de vuestra estantería.
-----
Pues si lo recomiendas así, voy a tener que leerla.
ResponderEliminarBesotes!!