miércoles, 14 de octubre de 2020

El guardián de las palabras - Blas Malo (2020)

El guardián de las palabras - Blas Malo (2020)

Título: El guardián de las palabras
Título Original: (El guardián de las palabras, 2020)
Autor: Blas Malo
Editorial: Edhasa
Colección: Narrativas Históricas

Copyright:
© Blas Malo, 2020
© de la presente edición: Edhasa, 2020
Edición: 1ª Edición: Febrero 2020
ISBN: 9788435063289
Tapa: Dura
Etiquetas: aventuras batallas edad media epistolar ficción histórica histórica literatura española novela siglo XIV Castilla monarquías Aragón
Nº de páginas: 626




Argumento:

Don Juan Manuel, nieto de Fernando III de Castilla y sobrino de Alfonso X de Castilla, llevaba sangre suficiente por sus venas como para haber cumplido el sueño de cualquier noble de la Edad Media, pero el destino quiso para él que pocos de sus ambiciosos planes llegaran a buen puerto.

Su vida, al servicio de las monarquías de Castilla y Aragón, fue un viaje incansable en el que tuvo que luchar contra las injusticias, engaños y traiciones hacia su persona; sin embargo, nadie puede discutir su paso por la historia y el legado literario que dejó: los cuentos y moralejas que narra en su obra El conde Lucanor.

 

Opinión:

Los personajes multiculturales de estas páginas nos dibujan un mapa de convivencia pacífica entre las denominadas tres culturas, cristianos, judíos y musulmanes; y como las distintas amenazas del exterior hacen mella dividiéndolas y llevándolas en muchos casos a desconfiar y a luchar entre sí. Un mapa típico de España durante la Edad Media, en el que los distintos peones de la península se iban desplazando al antojo de sus reinos, dirigidos estos por hombres ambiciosos, dispuestos a pactar con el demonio en su propio beneficio.

La influencia de los manuscritos de su tío Alfonso X, elaborados para que no se olvidaran en el tiempo la historia de los reyes y sus acontecimientos, es uno de los hechos fundamentales en la biografía de don Juan Manuel y el que le llevó a plasmar en el papel sus aventuras; aquellas en las que pudo participar porque además de las letras también cultivó las artes de la guerra, aunque esto fue por imposición, a la larga le supusieron tantas alegrías como desazones. Desde pequeño ya quiso unirse a los ejércitos, o a cualquier escaramuza, portando su espada Lobera, la que heredó de su abuelo Fernando III, el Santo, para luchar contra los musulmanes africanos que pretendían presentar batalla contra los mudéjares murcianos.

Entre dos aguas, entre Castilla y Aragón, jurando obediencia a distintos reyes; don Juan Manuel, el señor de Peñafiel, no termina de encontrar su sitio y no cesa de guerrear en defensa de lo que es suyo por herencia, defendiendo las promesas incumplidas de unos y de otros.

A través de la narración de su historia, realizada en los muros de Castillo de Garcimuñoz, durante su confinamiento final, conoceremos a un hombre de grandes ambiciones pero también a una persona que se conformaba con lo justo, a un hombre con pretensiones que se dejaba en muchas ocasiones llevar por los malos consejos, a alguien que quiso contentar a todos y se encontró con el rechazo de quienes se suponían que más le apoyaban. En definitiva, un relato de una vida llena de altibajos pero en los que no pierde su sentido del honor ni del humor; gracias a esto último, llegan hasta nosotros una narrativa que atrapa y divierte a partes iguales. Es tal el mimetismo del autor con el personaje que uno no sabe a ciencia cierta a quién de los dos está leyendo.

Uno de los personajes más emocionantes y divertidos es el de Rodrigo, un dominico escribano que acompaña a Juan Manuel en sus aventuras, tomando nota de cuanto ocurre y trascribiendo. A la larga, asume el papel protagonista convirtiéndose en un consumado mujeriego. Enamorado de Beatriz, la hija del cetrero, su vida en apariencia tranquila se verá agitada por otra mujer, la reina María de Molina que, aconsejada por la casa de los Lara, le pondrán a su servicio como espía para conocer todos los movimientos de Juan Manuel y sus aspiraciones a la corona.

Acompañan al relato la correspondencia que mantenía don Juan Manuel con María de Molina, el rey Alfonso XI y otros, epístolas reales con las que se desarrolla la parte histórica, fiel a la documentación, y que son también la base de esa parte de ficción tan necesaria para entender al completo una época tan movida como fue la Edad Media. Un periodo en el que todo parece repetirse de nuevo y la crónica entra en un bucle que parece no tener fin; eso sí, nada aburrido.

Sobran argumentos para sentarse a disfrutar de una narrativa que nos devuelve a los clásicos de aventuras de caballería donde las batallas se sucedían en defensa de unos reinos inestables; y la vida se iba en un suspiro.

1 comentario :

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