martes, 19 de marzo de 2019

Payasos en la lavadora - Álex de la Iglesia (1997)

Payasos en la lavadora - Álex de la Iglesia (1997)
Sinopsis

Un ordenador abandonado en la calle durante la Semana Grande de Bilbao encierra en su disco duro un contenido explosivo: la frenética narración del descenso a los infiernos de Juan Carlos Satrústegi, poeta fracasado y en paro que entrará en una delirante espiral de drogas, katxis, sexo, ertzainas, palizas y superhéroes hasta culminar en una gran gala literaria en el hotel Ercilla. 

Inmerso en las situaciones más inusuales, exacerbadas por la falta de sueño y los alucinógenos, y siempre a punto de precipitarse hacia la locura y el paroxismo, Satrústegi plasma sin remilgos las tenebrosas cloacas de su mente perturbada, que salta sin pudor de la Escuela de Frankfurt a Galactus, de los payasos de Micolor a Ligeti en sus razonamientos. 

La corrosiva fuerza imaginativa a la que nos tiene acostumbrados el director de "El día de la bestia" y "La comunidad" encuentra terreno fértil en los delirios aberrantes de este poeta desquiciado, devorado por la rabia y la nostalgia. Álex de la Iglesia hace gala de un humor negrísimo y fuertes dosis de envenenada mala fe en este desternillante descenso a los infiernos, donde conviven tranquilamente la cultura popular y la alta filosofía.

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Hoy vengo con la recomendación de una novela que seguro que os sacará una sonrisa, continuada en mi caso, y que supone un reto a la hora de plasmar mis impresiones, pues desde el principio me he visto inmerso en la misma locura que padecen los personajes y en el ritmo frenético que nos propone Álex de la Iglesia. Porque al pobre de Satrústegui se le amontonan los acontecimientos, no sale de una cuando se mete en otra más gorda y por el camino va plasmando sus pensamientos, desarrollando el guion de su vida o como afrontar el futuro; suicidarse  a base de ingerir todo tipo de drogas, menos cocaína que dice que es de pijos, beber hasta que le rebosa la bebida, o cometer un asesinato: una idea que le parece la más acertada pero para la que necesita una víctima perfecta, alguien que realmente se merezca morir por sus actos y que su crimen sea una obra de arte.

Y todo esto lo alimenta el autor con una narración a base de pinceladas filosóficas y humorísticas; y de verdad que consigue algo muy difícil, que nos creamos las intenciones de Satrústegui y que decidamos acompañarle: una decisión valiente porque no sabemos si vamos a morir en el intento, de la risa o como su víctima, y porque el morbo de esta aventura satírica, que parece no tener ni pies ni cabeza, es ideal para reírse de uno mismo y contemplar la vida de una manera más desenfadada.

Y es que el que haya acudido a la Semana Grande de Bilbao verá reflejada en la novela muchas de sus características: desde el ruido ensordecedor de la música de las casetas, txosnas, a los punkis desafiando a la gravedad y el estilismo; las propicias fachadas de las iglesias o la ría, que siempre están cerca cuando las necesitas; y ese ambiente lúdico y marginal mezcla del calor sofocante, los grados de alcohol y las drogas. Varias bombas de relojería conectadas entre sí que pueden estallar en cualquier momento, mientras tú, que te encuentras inmerso en la vorágine festiva, tienes cara de estar pasándotelo muy bien, ajeno a lo que se avecina.

La novela no puede ser más divertida y cada nuevo personaje que aparece en escena es igual de contundente que el anterior, bien porque le ha partido la cara a nuestro amigo o porque le ha robado la cartera, mención aparte tiene el episodio en el calabozo donde digamos que se llevará un mal recuerdo que no le permitirá sentarse en unos cuantos días y que no hace más que aumentar sus ganas de venganza y tener bien claro quien va a pagar por todo: esa víctima adecuada que tanto le preocupaba. Y entre todos ellos, uno al que rápidamente le ponemos nombre al identificarle, escritor y filósofo para más señas, que nos hace preguntarnos si es una venganza personal de Álex de la Iglesia, un merecido homenaje o simplemente pasaba por ahí; ¿se lo tendremos que preguntar?

La trama, que viene y va, nos va aportando pinceladas de todos y cada uno de los problemas que ha ido acumulando Satrústegui en su vida, sin ningún tipo de orden de memoria biográfica; todo un personaje que escupe sus pensamientos, se caga en todo lo que se menea, se pelea porque sí, va por la calle manchado de sangre. Sucio, drogado y macerado en alcohol se le puede considerar un deshecho social, pero a medida que le vas conociendo te das cuenta de que en el fondo tiene razón, te convence, empatizas y es cuando te das cuenta de que nada volverá a ser como antes, que tu vida corre peligro.

"No, no quiero vivir sin emocionarme. No... No quiero ser un payaso que da vueltas y vueltas intentando hacer desaparecer unas manchas que no se borrarán jamás". 

De vez en cuando vienen bien este tipo de novelas, son como una bofetada, un soplo de aire fresco que te hace reaccionar, ese grito que estás deseando dar en lo más alto de la montaña.
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2 comentarios :

  1. Pese a tu buena reseña, esta vez no termina de tentarme, así que la dejo pasar.
    Besotes!!!

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  2. Le tengo ganas, por ser de quién es, más que nada. A ver si cae pronto.

    Besotes

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