Sinopsis
El libro más completo sobre la Primera Guerra Mundial con la firma de Canal Historia.
¿Qué es lo que sucedió para que un problema local en los Balcanes adquiriera una relevancia mundial? ¿Cómo vivieron los ciudadanos el primer gran conflicto armado de la historia que implicó directamente a la población civil? ¿Cómo afectaron los devastadores acontecimientos de la guerra al desarrollo económico, social y cultural del siglo XX?
Por fin el canal de televisión líder en documentales se acerca a este momento cumbre de la civilización occidental. Y lo hace desde un punto de vista novedoso, que no se limita a contar la cronología o las batallas de la guerra, sino que ahonda en los antecedentes y las consecuencias del conflicto, y en las diferentes áreas del espectro político, económico y social. Además, profundiza no sólo en los grandes personajes y acontecimientos, sino también en cómo afectaron estos trascendentales cambios a la vida diaria de los ciudadanos.
Un libro fundamental para entender el conflicto que inauguró la era contemporánea. Una obra que ningún aficionado a la Historia puede perderse.
-----
Muchos son los historiadores que apuntan al inicio de la primera guerra mundial como el punto de arranque definitivo del siglo XX, hasta el comienzo de la misma todo había transcurrido con la misma normalidad que las últimas décadas del siglo XIX, una verdadera belle époque en la que los industriales encontraron nuevos y fructíferos caminos para hacer negocio y a la vez sentaron las bases del progreso en el viejo continente.
Los trabajadores, por su parte, habían conseguido altas cotas de conquistas sociales, así como los movimientos sufragistas o el impulso femenino, que les permitieron subirse al carro de esa prosperidad que se veía reflejada en las calles de una forma común; la felicidad.
El consumo, como idea de ocio, no hizo más que incrementar nuevas tendencias como el surgimiento del cine o las primeras revistas con sus folletines semanales, el impulso a la cultura, y en especial a la literatura, se vio también beneficiado con leyes como la que en España se firmó para la obligación de escolarización primaria para niños y niñas (Ley Moyano de 1857). Y como dato sorprendente: grandes almacenes, venta por catálogo, venta telefónica.
Los grandes inventos del siglo XIX fueron el motor que impulso a millones de personas a desplazarse desde los campos a las ciudades más industrializadas, y desde allí a emigrar en busca de nuevas oportunidades. Pero también para que los gobiernos de la vieja Europa siguiesen buscando la explotación de recursos en otros continentes: un pastel no repartido a gusto de todos, que junto con el Imperio Otomano en decadencia, el Austro-Húngaro y el Ruso luchando con sus problemas de nacionalismos debido a sus vastas extensiones, y el incremento de participación política en todos los estados; hicieron que la chispa se fuese encendiendo sin ser vista.
"... cuando existen varios imperios al mismo tiempo y cada uno pone en práctica su propia política imperialista de expansión industrial y territorial, se convierten inevitablemente en enemigos".
Con todo lo expuesto, es difícil imaginar que un atentado aislado contra el heredero al trono austro-hungaro el 28 de junio de 1914 pudiese ser el detonante de La gran guerra. Pero toda Europa tenía ambiciones y la oportunidad se les sirvió en bandeja haciendo estallar un conflicto que, si bien parecía que iba a durar poco, fue alimentándose de viejas rencillas y tendría unas consecuencias irreparables para el futuro del viejo continente, y que hoy todavía perduran.
Grandes batallas, millones de desplazados y una nueva forma de hacer la guerra por medios jamas vistos (pese a conocerse como "la guerra de trincheras"), son el recuerdo más amargo del final de una época que por desgracia nunca más ha vuelto, y en el que España se mantuvo al margen. Aunque sí participó en alguna decisión de apoyo y contribuyó por medio de Alfonso XIII con la creación de la Oficina Pro-Cautivos (Cartas a Palacio, de Jorge Díaz), la península estaba dividida entre los Aliadófilos y los Germanófilos. Cabe destacar en esta obra el capítulo "Neutralidades que matan", en el que se da cuenta del papel de España en el conflicto y las consecuencias que tuvimos para las décadas posteriores.
Las mujeres desarrollaron un papel fundamental cumpliendo con el trabajo de las fábricas en espera de sus parejas, y formaron parte de una maquinaria de guerra en la que tan importantes fueron los brazos como la labor de ingenieros o químicos. Al término de la guerra los conflictos vendrían cuando lo hombres quisieron volver a sus puestos, los patronos preferían seguir pagando los sueldos bajos a las mujeres, y éstas, muchas de ellas viudas, quisieron conservar sus derechos. Una Europa que había cambiado y que tendría que hacer frente a nuevas políticas.
Si sois seguidores de los buenos documentales y os apasiona la historia bien contada, no dejéis pasar la oportunidad de leer un libro ameno, didáctico y lleno de curiosidades que os harán tener una visión muy completa, no sólo de la primera guerra mundial sino de aquellos años previos de la belle époque (1871-1914) y una idea de lo avanzada que pudiese ser Europa, de no haberse encendido aquella mecha.
Los trabajadores, por su parte, habían conseguido altas cotas de conquistas sociales, así como los movimientos sufragistas o el impulso femenino, que les permitieron subirse al carro de esa prosperidad que se veía reflejada en las calles de una forma común; la felicidad.
El consumo, como idea de ocio, no hizo más que incrementar nuevas tendencias como el surgimiento del cine o las primeras revistas con sus folletines semanales, el impulso a la cultura, y en especial a la literatura, se vio también beneficiado con leyes como la que en España se firmó para la obligación de escolarización primaria para niños y niñas (Ley Moyano de 1857). Y como dato sorprendente: grandes almacenes, venta por catálogo, venta telefónica.
Los grandes inventos del siglo XIX fueron el motor que impulso a millones de personas a desplazarse desde los campos a las ciudades más industrializadas, y desde allí a emigrar en busca de nuevas oportunidades. Pero también para que los gobiernos de la vieja Europa siguiesen buscando la explotación de recursos en otros continentes: un pastel no repartido a gusto de todos, que junto con el Imperio Otomano en decadencia, el Austro-Húngaro y el Ruso luchando con sus problemas de nacionalismos debido a sus vastas extensiones, y el incremento de participación política en todos los estados; hicieron que la chispa se fuese encendiendo sin ser vista.
"... cuando existen varios imperios al mismo tiempo y cada uno pone en práctica su propia política imperialista de expansión industrial y territorial, se convierten inevitablemente en enemigos".
Con todo lo expuesto, es difícil imaginar que un atentado aislado contra el heredero al trono austro-hungaro el 28 de junio de 1914 pudiese ser el detonante de La gran guerra. Pero toda Europa tenía ambiciones y la oportunidad se les sirvió en bandeja haciendo estallar un conflicto que, si bien parecía que iba a durar poco, fue alimentándose de viejas rencillas y tendría unas consecuencias irreparables para el futuro del viejo continente, y que hoy todavía perduran.
Grandes batallas, millones de desplazados y una nueva forma de hacer la guerra por medios jamas vistos (pese a conocerse como "la guerra de trincheras"), son el recuerdo más amargo del final de una época que por desgracia nunca más ha vuelto, y en el que España se mantuvo al margen. Aunque sí participó en alguna decisión de apoyo y contribuyó por medio de Alfonso XIII con la creación de la Oficina Pro-Cautivos (Cartas a Palacio, de Jorge Díaz), la península estaba dividida entre los Aliadófilos y los Germanófilos. Cabe destacar en esta obra el capítulo "Neutralidades que matan", en el que se da cuenta del papel de España en el conflicto y las consecuencias que tuvimos para las décadas posteriores.
Las mujeres desarrollaron un papel fundamental cumpliendo con el trabajo de las fábricas en espera de sus parejas, y formaron parte de una maquinaria de guerra en la que tan importantes fueron los brazos como la labor de ingenieros o químicos. Al término de la guerra los conflictos vendrían cuando lo hombres quisieron volver a sus puestos, los patronos preferían seguir pagando los sueldos bajos a las mujeres, y éstas, muchas de ellas viudas, quisieron conservar sus derechos. Una Europa que había cambiado y que tendría que hacer frente a nuevas políticas.
Si sois seguidores de los buenos documentales y os apasiona la historia bien contada, no dejéis pasar la oportunidad de leer un libro ameno, didáctico y lleno de curiosidades que os harán tener una visión muy completa, no sólo de la primera guerra mundial sino de aquellos años previos de la belle époque (1871-1914) y una idea de lo avanzada que pudiese ser Europa, de no haberse encendido aquella mecha.
-----
Retos
Este libro lo tengo que leer!
ResponderEliminarBesotes!!!
Y harás muy bien, al principio había pensado leerlo con calma pero cuando empecé no lo pude soltar,
Eliminarbesucus
Sé que me vas a decir que me pierdo cosas muy interesantes por mis miedos a leer històrica, pero quizá es demasiado històrica para comenzar con el género!
ResponderEliminarBesucos
Te sorprendería lo ameno que resulta, por no hablar de lo didáctico,
Eliminarbesucus
Este es uno de esos libros para leer poco a poco e ir adquiriendo conocimientos. Me lo llevo.
ResponderEliminarBesos
Yo quise hacerlo así, pero me pudo el placer de lo que leía, con el tiempo seguro que lo cojo para darle algún sorbo a sus capítulos,
Eliminarbesucus
Un tema muy interesante el que nos presenta. No me importaría leerlo poco a poco.
ResponderEliminarUn documento muy completo con muchos puntos de debate, una gozada,
Eliminarbesucus
Me lo llevo. Me encantan este tipo de libros que bucean en los conflictos bélicos profundizando en las historias.
ResponderEliminarBesos
Es el punto fuerte, mas que hablar de las batallas profundiza en todo lo que sucede alrededor, del antes y el después, ¡impresionante!,
Eliminarbesucus
Tiene que resultar una lectura muy interesante, no es el tipo de libro que leo habitualmente pero no me importaría hacerme con él
ResponderEliminarBesos
Al principio a mí me dio miedo pensando que sería algo pesado, pero me equivoqué, es ameno como lo son los documentales de la cadena y muy agradable de leer,
Eliminarbesucus
Si lleva el sello de Canal Historia ya suena a señal de calidad y, por lo que cuentas en la reseña, así lo parece. Interesante, ya lo creo. Saludos.
ResponderEliminarMuy recomendable Paco, además para los que leemos mucha historia es una fuente increíble de aspectos y curiosidades que aparecen en las novelas; si puedes hazte con ella,
Eliminarsaludos
Un libro muy interesante. Te recomiendo "El miedo" de Gabriel Chevallier, un relato en primera persona sobre los horrores de la Primera Guerra Mundial.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por la recomendación, apuntado queda,
Eliminarbesucus
La Historia es la mejor escuela que tenemos. Me lo apunto. Un saludo.
ResponderEliminarLa verdad es que se aprenden un montón de cosas,
Eliminarsaludos
Parece muy interesante, una manera amena de conocer el conflicto más en profundidad.
ResponderEliminarMe lo llevo anotado.
Un beso!
Además está contado de manera muy amena, lo que hace que el tema tratado sea bastante asequible para cualquier tipo de lector,
Eliminarbesucus