Ajedrez para un detective novato - Juan Soto Ivars (2013)

Sinopsis

"Las mujeres de las que me he enamorado tenían algo en común: el sentido del humor. Todas se reían de mí".

Así comienzan las memorias del protagonista de esta novela, que transcurre en una España corrupta, pobre y criminal, sospechosamente parecida a la nuestra. Marcos Lapiedra, un detective mujeriego y aficionado al ajedrez, elige a un escritor de novela policíaca como aprendiz y sucesor. A lo largo de su formación, el alumno se enfrentará a multitud de casos esperpénticos y verá cómo el maestro llega al límite de sus fuerzas. Entonces, tendrá que resolver en solitario el caso más endiablado: detener a un estrangulador de mujeres que pasea por el barrio de los prostíbulos.

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Los premios Ateneo de Sevilla 2013 creo, a mi juicio, que han dado en la diana. La novela premiada con el XVIII Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla me ha sorprendido, entre otras cosas, por su frescura y su buen humor. A caballo entre el género policíaco y lo fantástico, Juan Soto Ivars me ha convencido, llevándome por los oscuros mundos del detective Lapiedra y en los que el joven aprendiz pasará de ser un negro literario al negro que se ocupa de los asuntos menores de su mentor.

La historia la narra un anciano que escribe sus recuerdos, desde el día en que murieron sus padres hasta la resolución del caso del estrangulador de prostitutas, va recopilando la serie de locuras a las que se ha tenido que enfrentar y que al escribirlas le resultan más ciertas y creíbles.

Nuestro joven protagonista vive en un mundo cargado de emociones: escritor de novelas negras -firmadas por Ignacio Vélez de Pucela, que con la escusa de estarle enseñando el camino de la fama, le va explotando-; amante a tiempo parcial de María, una chica de dieciséis años ninfómana que ocupa su casa y se ocupa de gastar su dinero; y el detective Lapiedra, un hombre que es leyenda por resolver los casos que otros no pueden y por seducir a todas las mujeres que contratan sus servicios, y con el que mantiene un extraño aprendizaje basado en las matutinas partidas de ajedrez y el ejercicio de la memoria como "la mejor arma de que dispone un hombre desarmado". Cada uno de ellos más divertido.

"Pero hubo una excepción en la época en que me convertí en un detective: tenía una novia tan ninfómana que no encontraba tiempo ni para reírse".

Las enseñanzas le van proporcionando la osadía necesaria para resolver los casos que su maestro le va proporcionando y a la vez le dan alas para acometer otros casos por cuenta propia: como el de los ataques ninjas o el del estrangulador. Mundos irreales donde los mutantes se mezclan en una revolución en el barrio de los burdeles y los cyborgs afrontan su papel de salvadores. Pero no penséis que esta novela va por estos caminos, solamente es un episodio del que estoy seguro os va sacar una sonrisa.

El caso estrella del detective Lapiedra irá transcurriendo por las páginas y mientras en él se convertirá en una obsesión al no poder resolverlo, para el joven aprendiz será la meta con la que ganarse la total confianza de aquel, tomando parte a sus espaldas e involucrándose a escondidas. Pero todo tiene un precio y nuestro protagonista sin nombre tendrá que pagarlo.

Gracias a una lectura ágil y de sencillo lenguaje, el autor nos regala unas horas de buen humor, de crímenes por resolver, de tácticas de investigación fuera de lo común, y también, de un poco de crítica social en la que los ricos juegan con los pobres, estos se comen a los ricos y el resto paga el pato.

Si queréis una obra sin complejos, acercaros a esta novela ganadora.

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