La prisión de los espejos - Rafael Martín Masot (2010)

Sinopsis

¿Cómo reaccionaría una persona normal si, por azares de su profesión, llegase a tener pruebas de una monumental confabulación entre políticos corruptos, tiburones de las finanzas y distinguidos miembros de la más exquisita burguesía de su ciudad? El psicólogo Marc Viadiu puede que no sea una persona normal, pero el descubrimiento de esta trama de poder, sobornos, cohechos y maldad que no se detiene ante nada y es responsable del asesinato de uno de sus pacientes, lo lleva a una arriesgada determinación. Se presenta en la apartada y lujosa mansión de uno de los dirigentes de la perversa, “honorable sociedad” y le expone sus condiciones. Es un pacto que, sabe, “ellos” no van a aceptar.

Ambientada en la Barcelona actual, ciudad que se convierte en fabuloso territorio literario merced a la prosa rotunda, precisa y llena de sutileza de Rafael Martín Masot, La prisión de los espejos desentraña con espléndida maestría una intriga compleja y al mismo tiempo colmada de sencillez. Compleja por cuanto lo son aquellos afanes inhumanos del poder, la avaricia y el ansia de supremacía. Sencilla porque, en el fondo, todo se resume en el diabólico juego eterno: ser depredador o víctima; vivir o morir.

Escrita con infrecuente brillantez y depurado estilo, la novela evoca en algunos de sus memorables capítulos a maestros como Yukio Mishima o Paul Auster, sensación muy de agradecer en un autor que, desde su radiante juventud, manifiesta un compromiso inequívoco con la literatura es estado puro, el gran arte de narrar sin concesiones a la baratura comercial ni desaliento ante lo difícil de este reto. Es la apuesta, admirable, del escritor más prometedor de su generación. Una generación, todo hay que decirlo, aún no nacida. Rafael Martín Masot (Granada, 1989), prodigiosamente se adelantó con Abulagos (2004) y La luna eclipsada (2006), al surgimiento de las nuevas voces que, acaso, lo acompañarán en el futuro como máximos exponentes de la narrativa española.

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No puedo estar más de acuerdo con la sinopsis, después de terminada la novela, oiremos hablar de Rafael bastante en un futuro, pues además de una imaginación sorprendente frente a una trama difícil de exponer, nos encontramos con una narrativa que más me parece escucharla que leerla y me sorprendo cuando compruebo que su género disputa con algunas de las mejores novelas negras que he leído.

El Psicólogo Marc Viadiu se nos presenta como un ser frustrado en muchos aspectos, pero es en el de su profesión en el que parece tirar la toalla más rápidamente. Las continuas historias que almacena en su mente son fruto de largas sesiones de terapia, pero también son un cúmulo de sensaciones y fragmentos que él mismo se inventa; aunque él piensa que son realidad, confundiendo lo verdadero de lo irreal.

Después de escuchar a uno de sus pacientes, genera en su mente una conspiración en la que las escuchas a través de los teléfonos móviles son su principal obsesión. Las grabaciones que grabó en varias sesiones le sirven ahora para urdir un chantaje hacia las personas que en ellas aparecen e intentar desmantelar una red en la que se encuentra involucrada la gente más poderosa de la ciudad de Barcelona, pero a cada paso que da se encuentra con la muerte en las más extrañas circunstancias. El círculo se va cerrando en torno a él pero siempre encuentra nuevos aliados y perseguidores que le ponen a prueba.

¿Locura?
No lo parece, los personajes son reales y los acontecimientos en los que Marc se ve envuelto también.

¿Pesadillas?
Nada indica que Marc esté sufriendo un mal sueño.

¿Autodestrucción?
Nos vamos acercando, pero ¿cuántos de nosotros no lo hacemos?

Es complicado responder a estas preguntas y creo que los psicólogos tampoco pueden, sólo pueden definir los síntomas y los términos. Cada cual vive su realidad y los demás no tenemos autoridad para decir quien está equivocado, es posible que seamos nosotros los que vivamos una mentira y los locos los más cuerdos.

A ratos thriller, por momentos narrativa y en su conjunto una novela que os hará pensar cuando la terminéis; porque como en toda buena novela de intriga, hasta el final no ataréis los cabos de su lectura.

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