Sobre la losa - Fred Vargas (2023)

Sinopsis

Poco después de que el comisario Adamsberg haya regresado a París tras cerrar un caso en Bretaña, la policía de Rennes le pide ayuda para resolver un crimen que parece guardar relación con una oscura leyenda local: el fantasma de un conde apodado «el Cojo», cuya pata de palo sigue resonando por los corredores del castillo de Combourg. Adamsberg se desplaza con su equipo a la zona, donde se ha hallado el cadáver de un vecino después de que el siniestro caminar del cojo se oyera de noche por las calles de Louviec. En el transcurso de la investigación, el comisario no dejará de percibir, sin lograr conectarlas ni darles forma concreta, sus habituales «burbujas mentales», que preceden siempre a la inspiración necesaria para resolver cualquier misterio. Buscando la quietud que permita que estas afloren, comienza a visitar un famoso dolmen situado en las inmediaciones del pueblo. Allí, tendido sobre la losa superior, entre cielo y tierra, en una construcción de piedra de más de 3000 años de antigüedad, Adamsberg buscará la solución al enigma…

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El caso que nos ocupa arranca con la noticia en la prensa acerca de un asesinato en la localidad de Louviec, el comisario de policía de París, Jean-Baptiste Adamsberg, y el inspector Adrien Danglard nos acercan al entorno por donde vamos a movernos a través de unas notas culturales e históricas. Cuando decide visitar al comisario de la zona, Franck Matthieu, quien le pone al día de las primeras averiguaciones, sale a relucir el misterio del castillo de Combourg, del que todo el mundo habla y relaciona con el crimen.

Esto nos lleva hasta el primer sospechoso, el extravagante Josselin de Chateaubriand, quien desde el principio se involucra en esclarecer los hechos y que será de ayuda al equipo que terminará formando el comisario Adamsberg cuando, en contra de sus superiores, se hace con el caso. A partir de ahí dan comienzo los interrogatorios y el desfile de personajes de esta trama; una lista que se va incrementando con los siguientes asesinatos.

El centro de operaciones, la posada de Johan, lugar donde tanto los habitantes como la policía se reúnen, se convierte en un personaje más pasando a formar parte de un relato coral donde todos aportan aunque sea con pequeños indicios; detalles que no deja escapar el comisario Adamsberg, quien, por medio de sus desconexiones mentales y sus visitas a un viejo dolmen se deja llevar por una reconstrucción de los hechos muy imaginativa.

Mientras el cerco se va estrechando, la novela da paso a su parte más cinematográfica con persecuciones, gánsteres y muchas escenas de violencia; por lo que podemos decir que estamos ante un thriller policíaco, de los buenos, de los que recuerdan a los clásicos del cine y con los que el lector es incapaz de despegarse de sus páginas hasta el desenlace, donde nos encontramos con ese giro que siempre esperamos.

Fred Vargas nos regala una trama bien construida en la que introduce a varios personajes con perfiles diferentes y que coinciden en ser algo excéntricos, rozando la locura; cabe destacar especialmente las rarezas de Adamsberg, clave para entender la manera en la que va conectando todas las pistas.

Es la primera novela que leo de la autora y ya estoy deseando volver a sumergirme en otro de sus casos, para lo que no creo que importe mucho no haber leído ninguna de las otras nueve entregas, porque apenas he encontrado indicios de asuntos anteriores de los compañeros que aparecen y deben formar parte de su equipo habitual; tiempo habrá de ir descubriendo a cada uno de ellos porque lo que tengo claro es que repetiré con Fred Vargas y el intuitivo comisario Adamsberg.

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