Ésta es la historia de una reina que hizo del amor su oficio, y que vivió por y para el goce. La historia de un mal de la piel que ha de ocultarse, de una pasión prohibida, de un informe que todos quieren poseer; la nómina de los amantes y las intrigas de un siglo que acaba por perderse en sus recovecos y se ve obligado a ceder ante la avalancha del tiempo, igual que los lienzos en favor de la fotografía. Lascivia y política: el final de una España, entre revoluciones de fuera que se ven venir y otras más íntimas, más intensas e insólitas, que vienen sin esperarlas.
Ésta es la historia de Isabel, que reinó sin gobernar, contada en primera persona. De la mujer contradictoria y poderosa que gustaba de almorzar escamitas resecas de hombre.
Entre el erotismo de Anaïs Nin y la irreverente pirotecnia verbal de Valle-Inclán, la voz narradora lleva al lector en un apasionante viaje por una obra ambiciosa, sexual y rotunda.
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Cuando se publicó esta novela comenté en los foros que sentía intriga e interés por los secretos de alcoba de Isabel II en los dos sentidos, el político y el erótico, las armas de las que dispuso para afrontar los cambios liberales parlamentarios y conocer más de cerca a esa supuesta reina divertida y desvergonzada tan apegada a Madrid. Y el resultado de su lectura no ha podido ser más positivo, pues entre risas he conocido un poco mejor a esta reina que tan simpática cayó a los madrileños.
Y es que Soledad Galán consigue que leamos un relato erótico sin serlo, que nos adentremos en la historia sin quererlo y que nos volvamos unos mirones en su dormitorio. Isabel da mucho juego, tanto, que su forma de disfrutar de los placeres de la vida, del sexo y del buen comer, son incompatibles con las trampas que tuvo que sortear en su reinado, un ambiente político donde los hombres ganaron su favor entre las sábanas y se aprovecharon de su apetito sexual para traicionarla.
A través de los diferentes amantes que pasan por la novela, incluido Paquita, su marido y primo don Francisco de Asís de Borbón, llegamos a concebir una España revuelta, donde monarquía y república se disputaban el papel que la historia les tenía reservado. Sin llegar a profundizar en esos temas, el lector percibe los movimientos del general Serrano, su primer amante, de Canovas, de los Carlistas, de su madre la regente María Cristina, de Narváez, del Marqués de Salamanca...; piezas de un tablero que amenazaban a la reina desde distintos frentes.
Y cómo no la iba a querer el pueblo, si hasta los más contrarios a la monarquía se reían con su gracia, con el aplomo con el que transitaba por Madrid, con sus correrías, jaranas o bailes, que iban de boca en boca, con su glotonería por restaurantes y pastelerías; o con los informes que llegaban del extranjero e hicieron palidecer a más de uno, gracias al testimonio fotográfico que se incluía.
Que Isabel nos resulte tan divertida es un triunfo de la autora, pues ha sabido ponerse en su piel, narrar sus aventuras sin tapujos y dibujar un perfil lleno de diversas pinceladas. A veces reina, siempre mujer, y a ratos gobernando, primero a sí misma y después a progresistas y moderados; sin enterarse nunca de lo que realmente hacía o firmaba, pues su interés siempre se situaba en el hombre que sostenía la pluma.
El sexo como una necesidad imperiosa, narrado con una exquisita fluidez de palabras y un ritmo loco, como lo fue la vida de María Isabel Luisa de Borbón y Borbón-Dos Sicilias; que gozó, con el diablo en el cuerpo, por los palacios de Oriente, de Aranjuez y de La Granja, o en el Palacio de Castilla en París, una vez en el exilio, desde donde echaba de menos sus madriles.
Y es que Soledad Galán consigue que leamos un relato erótico sin serlo, que nos adentremos en la historia sin quererlo y que nos volvamos unos mirones en su dormitorio. Isabel da mucho juego, tanto, que su forma de disfrutar de los placeres de la vida, del sexo y del buen comer, son incompatibles con las trampas que tuvo que sortear en su reinado, un ambiente político donde los hombres ganaron su favor entre las sábanas y se aprovecharon de su apetito sexual para traicionarla.
A través de los diferentes amantes que pasan por la novela, incluido Paquita, su marido y primo don Francisco de Asís de Borbón, llegamos a concebir una España revuelta, donde monarquía y república se disputaban el papel que la historia les tenía reservado. Sin llegar a profundizar en esos temas, el lector percibe los movimientos del general Serrano, su primer amante, de Canovas, de los Carlistas, de su madre la regente María Cristina, de Narváez, del Marqués de Salamanca...; piezas de un tablero que amenazaban a la reina desde distintos frentes.
Y cómo no la iba a querer el pueblo, si hasta los más contrarios a la monarquía se reían con su gracia, con el aplomo con el que transitaba por Madrid, con sus correrías, jaranas o bailes, que iban de boca en boca, con su glotonería por restaurantes y pastelerías; o con los informes que llegaban del extranjero e hicieron palidecer a más de uno, gracias al testimonio fotográfico que se incluía.
Que Isabel nos resulte tan divertida es un triunfo de la autora, pues ha sabido ponerse en su piel, narrar sus aventuras sin tapujos y dibujar un perfil lleno de diversas pinceladas. A veces reina, siempre mujer, y a ratos gobernando, primero a sí misma y después a progresistas y moderados; sin enterarse nunca de lo que realmente hacía o firmaba, pues su interés siempre se situaba en el hombre que sostenía la pluma.
El sexo como una necesidad imperiosa, narrado con una exquisita fluidez de palabras y un ritmo loco, como lo fue la vida de María Isabel Luisa de Borbón y Borbón-Dos Sicilias; que gozó, con el diablo en el cuerpo, por los palacios de Oriente, de Aranjuez y de La Granja, o en el Palacio de Castilla en París, una vez en el exilio, desde donde echaba de menos sus madriles.
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Retos
Retos
No le había hecho mucho caso a este libro pero ahora me has picado la curiosidad.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me ha resultado muy divertido y el estilo de la autora me ha enganchado,
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Pues a pesar de tu buena opinión a mí no termina de llamarme desde que lo vi entre las novedades.
ResponderEliminarBesos.
Parte de nuestra historia vista desde otro punto de vista, interesante,
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Lo leí el mes pasado y la verdad es que me decepcionó mucho...Besos
ResponderEliminarUna pena, a mí en cambio me han gustado la autora y el documento,
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No me llama mucho, la verdad, así que lo dejaré pasar
ResponderEliminarBesos
En otra ocasión entonces,
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Es buenísimo este libro. Me encantó. Me alegro que lo hayas disfrutado. Menuda reina teníamos jejeje. Besos.
ResponderEliminarDivertido, diferente e instructivo, qué más se puede pedir,
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Pues la verdad es que parece interesante el libro. Me lo apunto por si se me cruzara.
ResponderEliminarBesos
No lo dudes, conocerás a una reina simpática y alocada,
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Has conseguido, con tu reseña, querer conocer más de cerca a esta reina lujuriosa y parece que admirada por todos en su época. Qué peligro tenían las cortes!!
ResponderEliminarBesucos.
Lujuriosa hasta llegar al escándalo,
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